sábado, 20 de abril de 2013

FUERA DE LUGAR; EXTRAÑO DE MUNDO

Me desperté extraño; como fuera de lugar...
No fue la primera vez, ni será la última... Desde que me conozco, no me gusta el mundo...
Sí la vida, lo único que de verdad poseemos y que tan poco vale ante los ojos de aquel mundo... Pero no el mundo, este que desprecia la vida con tanta pasión como idolatra al poderoso que mata la vida... Y desde que me conozco mejor, ya pasados los primeros años del aprendizaje y de lleno en la primera madurez, por suerte o por desgracia, nunca se sabe, y por mor de llegar a conocer a gente importante del mundo de los negocios, supe de muchas mentiras y maldades de aquel mundo, el mundo en que vivía...
Lo llaman la condición humana; pero no es verdad; es la condición del mundo que se ha creado que ha devenido en humana por no poder sernos ajenos al mundo en que vivimos.
Y supe de muchas trampas; de mentiras, de golfadas, de traiciones, de robos (ese concepto ligado al indecente derecho a la propiedad privada, un derecho que se ha protegido siempre por encima del derecho a la vida), de deslealtades, de fullerías, de delitos graves... Y conforme más alto se alcanzaba llegar en la pirámide del poder social, económico, político, etc, más podredumbre, más inmoralidad y más delitos había: la pestilencia y el delito es directamente proporcional al poder que de detenta y alcanza en toda estructura piramidal de poder (todo poder es piramidal en su funcionalidad).
Y así, llegué a saber de muchas indecentes y corruptas maldades del entramado del poder de la sociedad española. Como hay que sobrevivir siempre, nunca fui moralista: quise bajarme del mundo pero no se puede del todo; acaso, algunos escondites... Y para sobrevivirme, incapaz de denunciar lo que era normal y aceptado por todos, lo contaba con cierta pasión... Y apenas nadie me quería oír... Al contrario, para muchos (y muy cercanos) eran mis cosas, mis deformaciones, mi pesimismo ante la vida y el mundo... Quizás también sólo se trataba de sobrevivir ellos también negando mi evidencia; ya se sabe: la ceguera como método, la negación como camino...
Y pasaron los años... Y sobreviví sin apenas comprensiones; al contrario, seguían negando las evidencias... Pero sí, sobreviví gracias a “mis escondites”, a esos espacios donde me calmo y donde me siento protegido del mundo, de las afueras, de los otros...
Y siempre fui ya un raro, un tipo extraño y un pesimista que se recluía de todo y de todos... Y escribía; y contaba... ¡Qué loco estás!, me decían... ¡Eres un pesimista! ¡Hay que ser positivos!!!!...

--¡Pero si sólo pedía ayuda!!!!

Hoy, cuando después de muchos años ya todo se va conociendo, muchos de aquellos que me negaban, que no ayudaron, que me despreciaban en mis análisis, se escandalizan de lo que va apareciendo a diario sobre nuestro pasado económico, social y político, cuando lo que deberían hacer es pedir disculpas por desdeñar los temores de muchos de nosotros que ya por entonces supimos de estas maldades y de estas miserias y las contábamos para sobrevivir y al modo “ayuda” y sólo obteníamos desdén y muchos desprecios...

Me desperté, una vez más, extraño de mundo; como fuera de lugar...

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