miércoles, 12 de diciembre de 2012

SENTIR LA ESPERANZA

Decía Samuel Johnson que "donde la esperanza no existe, no puede existir el esfuerzo"...
Y esto lo deben saber bien los poderosos, aquellos que a lo largo de la historia han abusado de su poder de adormecimiento de esperanzas para desmovilizar a los que consideran sus súbditos, esclavos ya del miedo que les imponen: "o esto, o todo será peor", vociferan siempre como mensaje... 
Y sin esa ilusión, sin aquella esperanza, no habrá pues voluntad, deseos, esfuerzo por cambiar las cosas... Es la parálisis de la desesperanza; la sinrazón del miedo infinito, hasta alcanzar la locura...

Y en esas estamos en la Europa del sur; la que ayer era todo esperanza, alegría y objeto de envidia por su actitud ante la vida, su forma de entender la felicidad y su algarabía colectiva, y hoy es un manojo de desencanto incluso para con sus aliados naturales, la izquierda política; una izquierda política que sigue sin asumir sus errores del pasado, aquellos que por mor del establecimiento aún no ha sabido reconocer como paso previo para su total regeneración: si no asumimos nuestros errores, siempre volveremos a equivocarnos.

Afortunadamente, y ya en lo privado, llegan buenas noticias para mi gente: cuando se vive entre tinieblas, cierta claridad es celebrada como un sol del amanecer... 
Y como una nueva esperanza; aquella sin la cual no es posible el esfuerzo... 
Besos, hermana. Adelante: vencerás...


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