sábado, 22 de diciembre de 2012

22 DE DICIEMBRE


En aquellos años de silencio, el sonido de todos los 22 de diciembre de números y pesetas cantados por voces de niños nos anunciaban la navidad y las vacaciones. Nosotros, los niños, ya estábamos de vacaciones hasta después del día de Reyes...
Quizás aquellas voces de niños eran de las pocas que rompían tanto silencio, aquel que aún hoy me sigue produciendo mucho terror; ese silencio que aún suena a miedo y todavía habla de cosas terribles que habitan en los demonios...
Mi generación padeció siempre de mucho silencio, de preguntas sin respuestas y de miedos al castigo sin explicaciones; y todo ello, en silencio, en un descomunal silencio de palabras que no de miradas: había que hablar con los gestos, con los ojos, con la mirada... Y yo oí mucha pena, mucho rencor, mucho miedo y mucho terror... En silencio, con los gestos, con la derrota...
Y desde aquellos años no he podido saber abandonar esta loza de los silencios: aún hoy no puedo soportar su presencia, sus formas, su contenido, su fuerza para destruir todo como una noche de pesadillas inmensas...
No sólo estamos regresando a donde ya antes en lo social, en lo económico, en lo político; también estamos volviendo a sentir los silencios, las mentiras no piadosas, los engaños y los miedos... Y estamos regresando a los gestos no olvidados, a las miradas no perdidas, y a la melancolía de la nueva derrota...
Son, de nuevo, tiempos de silencio... Sólo es distinta la moneda de cambio...

-¡¡20.358!!
-¡¡1.000 euros!!


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