lunes, 27 de octubre de 2008

CRONICAS GALLEGAS (DE OTOÑO)

24 DE OCTUBRE

Ayer fue mi primer encuentro sentimental con la Pontevedra eterna. Elena, la niña gallega con nombre de diosa griega, me acompañó en aquella dedicación que ambos necesitábamos.
Una Pontevedra que me acogió con un espléndido y radiante día luminoso como un deseo. Como el de hoy, otro soberbio día de sol y luz otoñales, suave en sus temperaturas y antojos emocionales.
Sólo las malas noticias económicas nacionales e internacionales vienen a estropear el alma de este impenitente peregrino, que retoma de nuevo su peregrinar más noble: el que dedica a su anhelada búsqueda del sosiego, la belleza y la paz más hermosas nuncanojamas sentidas.
Galicia, en otoño, también coquetea como tierra prometida que se sabe y se siente deseada...

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