Como dicen en el pueblo, está lloviendo "con conocimiento". Y lo hace desde la muy temprana madrugada...
La lluvia por el Sur, tan necesaria siempre, impide la vida; al menos, la cotidiana... Charcos, malezas que atoran desagües, inundaciones inesperadas y desesperadas, balsas de aguas en carreteras principales, luz oblicua donde el lugar del sol... Y mucha melancolía de derrota...
Y sigo leyendo a Margarit, que me acompaña en la mañana...
ELLA
Llega el tiempo de no esperar a nadie.
Pasa el amor, fugaz y silencioso
como en la lejanía un tren nocturno.
No queda nadie. Es hora de volver
al desolado reino del absurdo,
a sentirse culpable, al vulgar miedo
de perder lo que estaba, ya, perdido.
Al inútil y sórdido tiempo moral.
Es hora ya de darse por vencido
en el trabajo a solas, otro invierno.
¿Cuántos quedan aún, y qué sentido
tiene esta vida donde te he buscado,
si ya llegó la hora tan temida
de comprobar que nunca has existido?
Joan MARGARIT
La lluvia por el Sur, tan necesaria siempre, impide la vida; al menos, la cotidiana... Charcos, malezas que atoran desagües, inundaciones inesperadas y desesperadas, balsas de aguas en carreteras principales, luz oblicua donde el lugar del sol... Y mucha melancolía de derrota...
Y sigo leyendo a Margarit, que me acompaña en la mañana...
ELLA
Llega el tiempo de no esperar a nadie.
Pasa el amor, fugaz y silencioso
como en la lejanía un tren nocturno.
No queda nadie. Es hora de volver
al desolado reino del absurdo,
a sentirse culpable, al vulgar miedo
de perder lo que estaba, ya, perdido.
Al inútil y sórdido tiempo moral.
Es hora ya de darse por vencido
en el trabajo a solas, otro invierno.
¿Cuántos quedan aún, y qué sentido
tiene esta vida donde te he buscado,
si ya llegó la hora tan temida
de comprobar que nunca has existido?
Joan MARGARIT
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