UN VASO CON ANÉMONAS
Ya no me queda nada de los años
aquellos. El olvido, lentamente,
ha ido borrando todo, y es tu imagen
la sola luz que a veces aún brilla en tanta noche.
Qué habrá sido de ti, de tus ojos que siempre
miraban confiados como si eternas fueran
-por ser bellas- las horas, tiempo quieto y sin muerte.
Dónde estarás, dónde estarán los días
de nuestra desvalida primavera,
el cuarto aquel, el sol que en el crepúsculo
acariciaba un vaso con anémonas.
Eloy SÁNCHEZ ROSILLO (Foto: JB)
Ya no me queda nada de los años
aquellos. El olvido, lentamente,
ha ido borrando todo, y es tu imagen
la sola luz que a veces aún brilla en tanta noche.
Qué habrá sido de ti, de tus ojos que siempre
miraban confiados como si eternas fueran
-por ser bellas- las horas, tiempo quieto y sin muerte.
Dónde estarás, dónde estarán los días
de nuestra desvalida primavera,
el cuarto aquel, el sol que en el crepúsculo
acariciaba un vaso con anémonas.
Eloy SÁNCHEZ ROSILLO (Foto: JB)
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