DIVAGACIONES Y LECTURAS...

Siempre me han dado miedo los que van dando discursos de decencia y generalizando con acusaciones de corruptos a todos los demás sin poner nombres ni apellidos a aquellos corruptos...
Y me da mucho más miedo la banalidad y la osadía de la que se pavonean.
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Sigue la bola de la corrupción creciendo... Una corrupción que más que ella propia lo es su impunidad: el que quede impune es la verdadera corrupción.
Pero muchos siguen erre que erre con ese impresentable término de LA CASTA, sin reparar ni matizar en nada; y creo que es indecente que gente de bien, librepensadores, intelectuales, usen este término del telepredicador (y sus apóstoles) aquel que insulta constantemente la memoria colectiva y que cada vez que habla denigra la dignidad de muchos hombres y mujeres que han dado hasta sus vidas por unas ideas nobles; unas ideas que sólo han traído progreso y dignidad a las clases populares de occidente, más allá de coyunturas y de crisis de todo tipo...
Sí, ¡ya está bien de hablar de CASTA sin poner nombre y apellidos!!!. Es un insulto a una mínima inteligencia y decencia intelectual. Y no lo admitiré nunca. Nunca jamás... Antes, al contrario, lo denunciaré una y mil veces hasta que me queden fuerzas y pueda hacerlo. Y el que usa y abusa de esta palabra, se retrata... Nunca admitiré poner en el mismo estado moral, intelectual, a un demócrata y al que no lo es; por mucho que se equivoquen algunos, o sean golfos o corruptos, nunca generalizaré hasta insultar a amplias capas de hombres y mujeres honestos y decentes; nunca lo admitiré... Por mucho que haya granos, golfos que se hayan aprovechado, o hayan caído en la trampa víctimas de aquella coyuntura en la que España iba bien y se había perdido formas y decisiones, por mucho que se haya metido la mano los que la han metido, muchos otros, la gran mayoría, son gente decente, honesta y que ha dado ejemplos de decencia y honestidad. Y por respeto a ellos, nunca admitiré aquel insulto sin ponerles nombre y apellidos a los que se define como CASTA.

Y reitero una vez más: no hay alternativa al socialismo democrático. Lo demás, telepredicadores, salvapatrias, demagogos o dejà vu: fascismo.
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Veo perfiles en Facebook (y en muchas web) que se autodefine el sujeto de turno como 'Político', debajo del nombre... Ya de por sí no es atinado el término, ¡¡¡pero que encima se autodefina uno así!!!

Nunca me ha gustado el término político... Porque político es todo ser humano que vive en sociedad. Y en cualquier caso, no es una profesión, el dedicarse a la política, sino un estado que ojalá fuese siempre coyuntural; siempre he descreído de los políticos profesionales, esos que nunca dejan el sillón y el coche oficial, pues acaban tan lejos de la realidad que terminan viviendo en un mundo irreal y sobre el que de verdad creen estar actuando.
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Que me perdonen mis amigos escritores, pero tampoco me gusta el término escritor para autodefinirse aquellos que escriben... Por la misma razón que tampoco me gusta el término político; porque es una actividad esporádica, nunca una profesión; no se escribe por profesión sino por pasión; por sentir, por necesidad última y por algo que no se sabe qué pero que se parece a la ansiedad de buscar la hermosura de un instante...
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Rajoy dice que primero la ley y luego lo demás...
Y me pregunto:
-¿Y cómo sigue en el puesto?
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"Reservar unos minutos diarios a la reflexión es crucial; de hecho, lejos de ser una pérdida de tiempo, son los minutos mejor invertidos de nuestro día. Ya lo decía Publio Siro: 'El tiempo de reflexión es una economía de tiempo'. Y, al contrario, quien se levanta por la mañana y corre sin parar de una actividad a otra, quien no se detiene a meditar 'para no perder tiempo', no aprecia cuánto tiempo malgasta cuando toma decisiones precipitadas y corre 'como un pollo sin cabeza'.La reflexión personal y diaria es clave, pero también lo es compartirla con las personas más próximas. Cuando el año pasado falleció un buen amigo, el escritor Carlos Fuentes, pensé que iba a extrañar nuestras conversaciones sobre la vida, el ser humano, el poder y la poesía. Unos meses más tarde se publicó su novela póstuma, FEDERICO EN SU BALCÓN, y me llevé una gran sorpresa cuando supe que me la había dedicado. Para mí es un gran honor que un escritor de su talla me dedique una de sus obras y, tratándose de la última, el hecho adquiere una significación aún mayor. El libro, además, me evoca las conversaciones que sostuvimos, ya que el relato es un diálogo de dos personajes en un blacón: Dante Loredano, una especie de álter ego de mi amigo, y el filósofo alemán Friedrich Nietzsche...

... En efecto, el acto de reflexionar es el timón de nuestra vida y debemos hacerlo a diario para mantener el rumbo de nuestro viaje."

(Valentín FUSTER: El cículo de la motivación. Barna. Planeta 2014)