miércoles, 13 de marzo de 2013

YA PARECE LA PRIMAVERA...

Amanece como de primavera; si no fuese por la temperatura, se diría ya de primavera... El sol, la luz, ya es más vertical, menos oblicuo, como con temores ocultos que se reflejan aún en una cierta timidez en sus formas; como lo incierto de la primera cita de un amor imposible...
Todos los años, cuando llega esta luz por el sur del Sur, necesito volver, regresar, sentir, oler, vivir y pasear por Lisboa...
Y también, todos los años, cuando llega esta luz -y sus consecuencias, en forma de necesarias huidas-, me refugio, al modo conformidad, en los libros que me llevan a esos lugares donde no sólo me calmo sino que me reencuentro con mis paraísos siempre deseados; y sin salir de casa por mor del sudor de la frente para el pan...

Y leo a Cardoso Pires, José, en su inconmensurable LISBOA (Diario de a bordo):

"Fernando Pessoa está sentado bajo la lluvia en la terraza de A Brasileira. Dentro del café, está Almada. O estuvo. Durante mucho tiempo me acostumbré a verlo en la pared, en autorretrato de los años veinte, acompañado de dos señoras sofisticadas que parecían esperar cualquier cosa que pudiese llegar. ¿Cualquier cosa, o algo determinado? ¿El segundo futurismo? ¿El próximo tren de París? Hasta hoy, silencio absoluto. En A Brasileira, Almada ha dejado de ser visto con ellas y, con lo que cae fuera, no es normal que vuelva pronto."



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