El pesimismo es reaccionario: todo está mal; dejémoslo estar, y seamos desdichados en la negación del futuro.
Sólo el escepticismo y el cinismo son revolucionarios; denuncia al conservador optimista, como también desenmascara al reaccionario pesimista. Porque sólo el cínico escéptico es consciente de la pequeñez de miras del hombre en su insignificancia ante el mundo.
Seamos, pues, cínicos revolucionarios escépticos para con la capacidad de la condición humana de alcanzar la utopía de la total y permanente liberación del hombre en la tierra.
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