Una de las causas -y más grave que la corrupción, pues, a pesar de todo lo que ha caído y seguirá cayendo, los corruptos son una minoría en la política- que más generan desconsuelo, desconfianza, desapego y desencanto para con la política, es la mentira y el abismo que hay entre lo que dicen los líderes políticos que van a hacer y lo que luego hacen, lo que lleva consigo una enorme falta de credibilidad que acaba declarando al sujeto como insolvente para liderar su función. Y más grave es aún perder la memoria: que gente que hace 6 años hizo lo que hizo, diga ahora lo que hay que hacer, es como preguntarle, ¿y por qué no lo hiciste entonces?
Esta falta tan grave entre prometer, decir que se va a hacer, y no hacer lo que se promete, no hacer lo que se ha dicho que se va a hacer, sino, las más de las veces, lo contrario, es lo que, sobre todo en el votante progresista, produce el rechazo, el desapego y la abstención, más enemiga de la izquierda que de la derecha, que cuando no gobierna tiene siempre a su electorado movilizado.
Y claro, si ayer nuestro ZP dijo en Málaga que nunca tomará medias en contra de los trabajadores, hoy hemos sabido dos cosas:
1. Corbacho lleva al Pacto de Toledo la propuesta de subir a 67 años la edad de jubilación, cuando los sindicatos esta semana salen a la calle a protestar por esta medida.
2. Leo en EL PAIS: "Las rentas salariales caen el triple que las empresariales en el peor año de la crisis. El desplome de la recaudación de impuestos en 2009 facilita el aumento de la parte de la riqueza nacional que se quedan las compañías"
Lo dicho: la falta de credibiliad es lo que acabará con ZP; por el desapego y la falta de confianza que ya generan sus mentiras y sus incongruencias, cuando, además, en el proceso de la crisis las rentas del trabajo salen perdiendo posiciones en el reparto del PIB.
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