domingo, 21 de febrero de 2010

LLUEVE, DETRÁS DE LOS CRISTALES LLUEVE Y LLUEVE...

Como anunciaron los noticieros, volvió la lluvia. Y como mucho me temía, uno ya no pude más: los campos mojados, en Andalucía, ya no huelen a romero, a pastos cubiertos de rocío.
En Andalucía ya han desaparecido aquellos olores a tierra mojada de nuestros primeros descubrimientos del mundo.
Hoy, Andalucía sólo huele a humedad, a tristeza y a melancolía...
Más de dos meses cayendo aguas excesivas; más de dos meses con los soles atemorizados y escondidos...
No, Andalucía ya no es la tierra de la alegría, de la luz y de la paz con el mundo...

Y este domingo triste como una modistilla de pueblo, húmedo y frío, me lleva a aquellos años; sí, tristes como una modistilla de pueblo, tan oscuros como siniestros, sin paz y sin libertad, pero de buñuelos de madre, de mesas de camilla, de chimeneas y de deseos de cambio, y de Serrat, como cuando cantaba su Balada de Otoño...

Y oigo sus versos... "Llueve, detrás de los cristales llueve y llueve..." Y para entonces, me recupero y me llevo a aquellos años, a aquellos días...
Sí, tristes como una modistilla de pueblo, pero donde hubo siempre una esperanza de futuro.

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