martes, 23 de febrero de 2010

HOY HACEN YA 29 AÑOS DE AQUEL ESPANTO

Cuando eran las cinco de la tarde, más o menos, un día como hoy, hace ya 29 años, estaba hablando por teléfono con Teresa Onieva; ella en Sevilla; yo en Málaga. Y me dice, de pronto: -Te cuelgo, que por lo visto están pegando tiros en el Congreso de los Diputados...
Hoy hacen ya 29 años de aquel espanto, que en el momento nos conmovió tanto como daña una decepción colectiva de unos ciudadanos que, al fin, tras una guerra incivil y una larguísima e inmoral dictadura, inciciaban un proyecto de vida colectiva en libertad, y que unos desalmados quiso frustrar de nuevo, como tantas y tantas veces a lo largo de la historia de España.
Afortunadamente, salimos de aquel espanto. Claro que, hoy, tras 29 años de democracia, la sociedad española, inmersa, además, como está en una profunda crisis -y no sólo económica-, mira con desdén aquel episodio. Pero cuidado, nuncanojamas a la historia hay que ningunearla: más vale tenerla siempre presente para no volver a repetir sus errores.
Muchos de vosotros no habíais nacido aún; pero tened siempre presente que nada se conquista sin quererlo, sin forzarlo, sin participar y sin luchar contra los de siempre, los inmovilistas, los poderosos, los malvados y desalmados que sólo quieren conservar el mundo como está para seguir ellos donde siempre estuvieron: en lo alto de la pirámide social, haciendo y deshaciendo a sus antojos.
Luchad siempre; estad alerta siempre: el enemigo es muy poderoso y está siempre al acecho. Y no creedles nunca: mienten más que hablan. Y perseverar en las conquistas; más democracia participativa; más transparencia para con lo público; por decencia; por honestidad y por la dignidad de los seres humanos que, como ciudadanos inteligentes, sólo aspiran a ser felices en otro mundo más solidario, y donde no habite el olvido...
Porque olvidar es traicionar la historia colectiva. Por eso yo no olvido. No olvido, ni quiero olvidar, que hoy, hace ya 29 años (¡cómo pasa el tiempo!; como decía Cortázar, "el tiempo es ese gris compadre pintando allí sin hacer nada") un grupo de desalmados quiso romper de nuevo la historia colectiva de 40 millones de ciudadanos del mundo que sólo aspiraban a vivir en paz y, a ser posible, con una sonrisa.

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