Y es admirable ver a una nación tan enorme, tan prodigiosa en muchas cosas como detestable en otras, unida en torno a una esperanza negra, en una colosal revisión de su propia historia y de su determinante idiosincrasia. Siempre -y hablo más con el corazón que con la cabeza, pues ya se sabe mi descreimiento de las naciones- me sedujo el enorme patriotismo de este inmenso país llamado EE.UU. (sí unidos, no como esta torpe y reincidente España); un patriotismo que no sólo se deja ver en actos como los de hoy. Aún recuerdo cómo se volcó la sociedad civil aquel aciago día del 11-S, en un acto de solidaridad que pasará a la historia de la civilización como ejemplo de honestidad humana.
Y también me asombra la enorme capacidad de aquella sociedad para salir adelante en los momentos más difíciles. Como saldrá adelante de esta enorme coyuntura de derrumbamiento moral y estético: más temprano que tarde, la sociedad americana volverá a sorprender al mundo, pues está intacta la enorme capacidad de creación, trabajo y esfuerzo que componen básicamente el ser americano. Esa capacidad que, y también hablo con el corazón, TANTO HECHO DE MENOS EN ESTE NUESTRO PAÍS DE PACOTILLA.
"Tuve un sueño que al fin se cumplió".
Espero que tarde en desilusionarse mi capacidad de soñar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Comentarios