miércoles, 14 de enero de 2009

NOTAS VARIAS...

4 DE ENERO

Recopilando músicas, notas, libretas, plumas, objetos cargados de recuerdos colectivos (los objetos, los colores, las formas de nuestro paisaje cotidiano, se nos hacen colectivos con el tiempo), apareció Rafael Farina. 
Nuestra infancia estuvo repleta de sonidos de pasodobles, de falsetes quejíos flamencos, de ripios, de flores en arriates, de rejas cargadas de geranios, de cal y de frío.
Y una de aquellas voces, uno de aquellos gitanos -en este caso, castellano- que llenó con sus sonidos nuestra infancia, fue Rafael Farina, uno de los más grandes en el género coplero y que ha llegado a formar parte de nuestra memoria colectiva a través de nuestra educación sentimental.

5 DE ENERO

He puesto la tele y apenas nada que merezca la pena verse. Y como todos los años, las dichosas cabalgatas que todas las cadenas retransmiten incansablemente año tras año, con la fácil que sería (y poco costoso, por otro lado, repetir la cabagalta, por ejemplo de hace dos años, para que no sea tanto cante...
Pero lo peor de todo son los locutores: llega un momento que ya no saben qué tópico decir para seguir retransmitiendo la misma cabalgata de todos los años; y sobre todo, qué gran ridículo hacen al querer ponerse al nivel de los niños, haciéndoles preguntas absurdas a los niños asustados por los focos de la cámara y nerviosos sin entender qué ocurre...
Pero al menos hoy, al fin, acaban las navidades...

8 DE ENERO

Un país que judializa la política es un país adolescente; o peor: es el síntoma más claro de su inmadurez democrática. Desde la transición asistimos a constantes inmersiones de la justicia en lo político, único territorio éste donde deben triunfar los verdaderos ámbitos de la fuerza de la razón, de la palabra y del consenso, a través de la representación popular. 
Siempre se reclamó aquello de la inmunidad parlamenaria, precisamente para poner puertas a las intromisiones judiciales en los ámbitos democráticos de la soberanía popular. Y ahora, como consecuencia de una ley anticonstitucional, como la Ley de Partidos, los jueces llevan al banquillo a aquellos representantes  de la soberanía popular, por intentar acabar con la falta de diálogo de los terroristas, preciamente los únicos que no creen en la fuerza de la razón sino en la de las pistolas.
Como hoy dice Ramoneda, ¿se puede acabar con el conflicto en Oriente Medio sin hablar con Hamás?
Definitivamente, nuestra inmadurez democrática es muy patente; como patente también es la pantomima del Lehendakari arropándose en el victivismo en vez de denunciar este grave atentado a los principios democráticos. 

13 DE ENERO

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