lunes, 26 de enero de 2009

EVÓNIMOS DE ENERO

                 I

La tarde ventea y tiembla 
como un suspiro 
al amanecer del abismo.
El cielo grisea y renuncia:
donde habita la tristeza.

Es la tarde que inicia el declive,
y la piel renuncia al cuerpo.

              II

Hoy podría decir que vivo para ti; 
y es cierto, como antes para otras...

Nada nuevo, entonces.
¿O quizá sí?

Sí, se podría decir que siempre viví para ti:
tú, la esperanza en cierta tranquilidad
para conmigo en el mundo...

            III

El mar se asoma cada mañana,
y viene a verme todos los días.

Como yo ya antes con los cielos,
cuando al amenecer en él me refugiaba;
al clarear el día; 
al comenzar la mañana.

           IV

Llega la negra noche de invierno,
agotada de tanta hermosura.
Y llega con los vientos,
a sabiendas de que sin ellos
no alcanzaría jamás su lugar en el mundo.
Porque nunca antes, 
ni tú ni yo, ni nadie,
supo de tanta necesidad: 
el día fue tan hermoso,
que la noche sólo pudo llegarme 
arrastrada por los vientos...

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