En 1988 ganó el Oscar a la mejor película de habla no inglesa... La he vuelto a ver hoy... Quizá, más allá de otras emociones, más allá de la historia de una amistad y de un canto al cine dentro del cine, es un reencuentro con la memoria colectiva de la gente de mi generación con personajes que permanecen vivos en mis entrañas...
La película se desarrolla en una pequeña ciudad de la Italia profunda del sur, tan parecida a la España profunda del sur que me vio nacer, por donde aparecen escenas y personajes que tanto me recuerdan a otros que conocí y viví en los años de mi infancia y adolescencia en Málaga o en mis pueblos de referencia, Coín y Tolox... Una coproducción franco-italiana, una historia muy bien contada, con un inmenso Philippe Noiret, y con una bellísima banda sonora de Ennio Morricone y su hijo Andrea Morricone que colaboró en la misma...
-"... La vida no es como la has visto en el cine; es más difícil, le dice Alfredo a Totó...
-Me han dicho que ya no hablas con nadie, le dice Totó a Alfredo...
-Llega un momento en el que hablar o estar callado es lo mismo... Cada uno de nosotros tiene una estrella que seguir... Márchate!!!, le dice Alfredo a Totó...
-Sí, márchate!!!... Regresa a Roma, olvídate de todos nosotros, no regreses... Hagas lo que hagas, ámalo, le insiste Alfredo...
-No me llames, no quiero oírte más, sólo quiero oír hablar de ti, le dice mientras despide a Totó en la estación de tren camino de Roma..."
La madre de Totó lo llama para comunicarle que Alfredo había muerto. Regresa Totó al pueblo y la madre le había guardado todas sus pertenencias y fotos de cuando entonces... La mujer de Alfredo le entrega a Totó un paquete que le había dejado Alfredo...
-"Siempre que te llamo me contesta una mujer distinta", le dice la madre a Totó... "Busca a alguien que te ame de verdad", le termina diciendo la madre...
En el regreso a Roma entrega a uno de sus ayudantes el paquete para visionarlo en la sala de proyección: el paquete era una lata de película con todos los besos censurados por el cura del pueblo y que Alfredo había guardado para él... Emocionante final de esta deliciosa película: Totó, emocionado, asiste al visionado de los besos robados por la censura de la iglesia, esa censura que allí en Italia como en España también sufrimos, y que Alfredo había guardado para él cuando regresara...
Sí, un canto a la amistad y, sobre todo, al cine desde el propio cine; y de un tiempo permanente en la memoria de muchos de los de entonces... Aquel tiempo que también fue el mío y el de mi generación... Eso sí, con algo menos de 2.000 kilómetros de distancia en el Sur de Europa de aquel entonces...
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