Y como hacía bueno y sin grandes temperaturas aún, tras mi amanecer cogí la scenic y me fui en busca de mis contornos físicos más inmediatos. Y así, a través de una carretera que une Bormujos con Bollullos de la MIitación, Pilas, Villamanrique de la Condesa y Almonte (estoy a 30 km +/- de Almonte, el pueblo donde la ermita de la Virgen del Rocío), a través de pinos enormes, de palmeras y olivos, pareciera este Aljarafe sevillano un vergel cercano al paraíso... Verdes muy verdes; otros, grisáceos; los más, plateados de olivos en flor... Es la belleza natural de estos campos umbríos y serios como un antepasado vivo...
Y de regreso, me adentré por la Universidad privada del CEU, con sede en este extraño pero cómodo pueblo llamado Bormujos, al lado del gran Hospital comarcal del Aljarafe (del SAS) . Y de pronto, urbanizaciones de alto nivel, como Zaudín, con su campo de golf (es, quizá, el más antiguo de Sevilla: ya es un delito jugar al golf en esta tierra de tanta "caló"), La Juliana, o la del campus universitario. Y al mismo tiempo, al lado, esa cercana forma de vivir de la gente humilde y pueblerina: casas matas, encaladas, con "las bestias" conviviendo cerca, para luego montarlas por esos campos de este agradable Aljarafe sevillano; o con la carriola del Rocío (esa estructura con ruedas que simula una casa-caseta móvil) al lado de la casa estacionada...
Y es que vivo en la España más rociera y más devota de la Blanca Paloma...
El conjunto no tiene solución; pero llega uno a acostumbrar la vista al verdor de sus llanuras.
También descubrí, que la ampliación de la línea 1 del metro de Sevilla está ya muy cercana a donde vivo. Cosa que se agradece de futuro para esta pequeña inversión: llegamos a una edad que hay que pensar en todo; sobre todo, en aquello que antes apenas pensábamos...
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