5 DE NOVIEMBRE
Quizá como homenaje a una ilusionante noche electoral, en la que -al fin- se han producido los resultados que el mundo entero, mayoritariamente, esperaba como consuelo ante tanto desatino de las últimas desastrosas décadas de ambiciones y engaños desmedidos, hoy amaneció con un cielo azul-celeste cargado de inocencia y de nuevas ilusiones...
La inocencia tímidamente celeste se adelanta a las escasas nubes tristes que quedan en las alturas suspendidas; quizá, para que los cielos disfruten como se merecen de este nuevo empuje en la ilusión alcanzada; pero también -y lo saben: son sus temores- las escasas nubes tristes dejan entrever que descreen de una nueva ilusión; que puede que demasiado pronto, como siempre les sucedió, se diluya aquella inocencia como un río que desemboca en un inmenso mar de incertidumbre, de tristeza, de desencanto, y de permanente y sucesivo malestar...
Quizá como homenaje a una ilusionante noche electoral, el día amaneció vestido de azul-celeste, e inocente como un deseo.
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