Manuel Leguineche escribió un delicioso libro que tituló EL CLUB DE LOS FALTOS DE CARIÑO. Lo hizo desde su retiro de Brihuega, por donde los campos de la hermosa Alcarria ... Un bellísimo libro desde sus primeras líneas, a modo de memoria y testamento sentimental, que me conmovió y al que siempre regreso: los grandes libros de mi vida, aquellos que me han dejado poso, siempre están localizados a pesar de mi desastrosamente organizada biblioteca...
Y hete aquí que anoche, antes de la cama, lo cogí y lo abrí por cualquier página... Y esa es una de las razones de por qué son grandes libros: amo los libros que los abras por donde los abras siempre encuentras lo que buscas, "la lenta aventura del alma", que diría el propio Leguineche...
Fue muy grande... Y afortunadamente lo podemos seguir leyendo: es la grandeza de la literatura, resucitar a los escritores, a los poetas...
Y leí:
"Naces en la aldea y vuelves a ella. Como Homero, prefieres la pequeña isla de Aarón a las cien ciudades de Creta. En el fondo todos somos unos exiliados de nosotros mismos (...) Está prohibido envejecer y quejarse. Cada vez agradezco más la presencia de gente que no se queja. Estamos en medio del camino hacia la selva oscura. Paladeo el viento (...) Los chinos creen que el verdadero arte de la vida es la cultura de la holganza. Me basta y sobra con lo que soy y con lo que tengo (...) Echo una breve siesta con la cabeza apoyada en noble secular. Tomo tierra. Leo a Gil de Biedma y Martínez Sarrión. Luego pongo a Bach y me fugo"...
Maravilloso, inolvidable, eterno Leguineche...
Y como todos, siempre falto de cariño: lo humano es insaciable en el amor...
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