Hace unos días ya disfrutamos de una fiesta familiar con motivo de la jubilación de mi hermano Rafael en la que también estuvieron presentes amigos de él y de todos ya... Y para la ocasión escribí y leí este texto:
"En mi primera infancia mi padre me dio un consejo que, desde entonces, no ha cesado de darme vueltas. cada vez que te sientas inclinado a criticar a alguien -me dijo- ten presente que no todo el mundo ha tenido tus ventajas". así comienza El Gran Gatsby de F. Scott Fitzgerald…
Esta frase, con otras palabras, me la decía muchas veces mamá. Llevo tiempo pensando que quizás por haber nacido en la posguerra somos una de las últimas generaciones que, con el fin de protegernos en excesos ante aquella España de entonces, nos malcriaron; lo digo en el sentido de que no nos prepararon para la selva del mundo que nos esperaba en las afueras… y todo ello, además, en aquel contexto de nuestra vida familiar por entonces donde la enfermedad y muerte de la prima pepi, y los años de colegio de curas temerosos que tanto nos hicieron sufrir, al menos a mí…
A veces creo que hemos vivido como en una novela, trágica a veces; o en una ficción; o en un relato… en todo caso, ajenos al mundo real…
Más tarde, mi estancia de unos meses en Francia con aquellos torpes 18 años, me enseñó que el mundo era algo mucho más complejo de lo que pensaba y nos habían dicho, y recuerdo que fue llegar a Cádiz en mi nuevo trabajo cuando me di cuenta de que la vida ya había llegado demasiado en serio para tan poca preparación adquirida para vivirla sin sobresaltos…
Descubrir que la maldad humana existía en sus tantas formas extrañas y dañinas fue quizá el más terrible hallazgo que tuve en mi juventud… y tomé partido como respuesta… y tuve que rehacerme y reciclarme si quería al menos seguir en el camino… sí, la vida laboral me obligó y me hizo madurar rápidamente ante las ausencias de todo tipo…
Por eso me sorprende ver hoy a las nuevas generaciones (no me refiero a nuestros sobrinos: creo que han sido educados con eficacia moral y estética)... me sorprende decía, lo claro que lo tienen hoy los jóvenes con sus proyectos de vida: ganar dinero como principal objetivo…; prepararse para competir…; y al mismo tiempo, gozar el momento… “carpe diem”... y caiga quien caiga: aquello del ande yo caliente que dijo el poeta!!!... sin compromiso, sin ambages; al menos es lo que veo mayoritariamente en la juventud de hoy…
A nosotros, en cambio, nos hablaban de hacer el bien siempre hacia los demás; nos hablaban de la compasión y la piedad; y que no era el dinero lo importante; incluso que era una vulgaridad hablar de esas cosas de los dineros: siempre he pensado que nos protegieron demasiado y que quizá fue un error no contarnos algunas verdades del barquero, asunto, por otro lado, sin solución ya…
Afortunadamente, éramos muchos hermanos y primos y nos teníamos unos a los otros… siempre cerca, al lado, cómplices y siempre dispuestos; como una necesidad y una salvación ante el espanto del mundo… Luego vinieron los políticos, vuestras esposas y maridos que os centraron y calmaron; yo no tuve esa estabilidad tan permanente y así me va!!!... Y a pesar de distancias físicas, las mías o las de África en madrid, o las de Melli en galicia, superamos momentos difíciles, como ya antes tragedias como la de Pepi, o las muertes de nuestro padre y de Modesto; o los sustos de Antonio, de Celso, de Jóse, de Melli y el de nuestro “Mode”, y la prima Carmen, nuestra Mela, al cabo llenos todos de vida…
Y sí, nos hicimos mayores, muy mayores… viejos, muy viejos… pero me miro al espejo y no me creo la edad que tengo, que tenemos: -era imposible llegar hasta aquí, me decía siempre!!!... sí, nos parecía por entonces muy vieja la gente a partir de los 50 años… era cuando los días duraban una eternidad y toda la vida aún por delante…
Pero sí, hemos llegado a viejos, a jubilados, a ese mundo donde ya no queda mucho tiempo ni siquiera para vivirlo en novelas, en relatos o en cuentos… aquellos cuentos que creímos era la vida… una vida que vino en serio de golpe, quizás demasiado pronto, y que nos marcó para siempre…
Hoy estamos aquí, juntos de nuevo, como siempre hemos estado, celebrando tu jubilación, rafa… como ya celebramos la mía hace algún tiempo… pero sigo pensando que no tenemos la edad que tenemos y que aún seguimos en aquel jardín de bojes verdes, afrancesado, donde dos grandes palmeras miraban al cielo, mientras abuelo, abuela, mamá, Fuensanta, el tío Blas y tía María Vázquez, el tío Rafael Sánchez Marmolejo, papá, el tío Javier, Miguel “Carzón” y Encarnita, nos vigilan y protegen aún porque saben que seguimos sin entender ni aceptar este loco mundo…
Querido hermano Rafa, queridos todos, brindemos por seguir muchos años más en el camino, a pesar de tanto pesar…
Y un recuerdo para nuestro Celsillo que es fuerte y está luchando de manera admirable y ejemplar… toda la fuerza y todos los abrazos…
Salud!!!...
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Foto: Hace unos años en Cariño, Galicia, con mi hermano Rafael
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