-Pasé el día en el campo de la sobrina Lola y Alex; asistieron ellos y la hermana Africa con el cuñado Antonio, la prima Maria del Mar y el sobrino Miguel y familia (Julia, Magda y Mar). Ha sido un hermoso día de campo, allá arriba por los Montes de Málaga, por donde tantas veces a Granada y Madrid en aquellos entonces de las carreteras imposibles... Y nos hizo un día espectacular en vistas, luz y temperatura...
-Me alegro mucho, Señor! Ya sabe que empezaba a preocuparme por su tardanza, aunque siempre sé que si de verdad tuviese alguna vez un problema me llamaría en auxilios...
-Bueno, tampoco te creas tan importante e imprescindible en mi vida... Mi familia es lo primero y mis amigos en paralelo...
-Señor, no quise decir eso; pero en cualquier caso me ha dolido su desprecio hacia mi persona... Y me ha hecho recordar un desagradable episodio que tuve con mi Señor de Kensington... Mire que me contengo, pero a veces me duele no se me reocnozca mi entrega 'comm'il faut'... Sabe que siempre estaré a su servicio; sólo espero un reconocimiento a mi labor. Y le pido disculpas si me he pasado en la percepción de su respuesta...
-Vale, te pido excusas. No era mi intención infravalorarte; pero me haces cargar con una responsabilidad que me produce rechazo. Te recuerdo que no estás a mi servicio. Te has jubilado en Londres y has querido hospedarte en casa por el aprecio que me tienes y yo encantado por lo mismo... Pero tú no estás a mi servicio; eres libre...
-Señor, perdóneme... Lleva razón, pero no puedo dejar de creerme que sigo en activo y a su servicio... Hoy no tuve un buen día. Lo siento, no volverá a ocurrir... Buenas noches tenga y disfrute de José Antonio Muñoz Rojas, que he visto que ha cogido su LAS COSAS DEL CAMPO...
-Buenas noches, Rogelio. Sí, siempre que voy al campo me llevo este delicioso libro; los que hemos vivido largas temporadas en el campo (¡ay!, ¡¡¡aquellos veranos en el campo de Tolox que ya nunca más volverán!!!) sabemos mejor que nadie sentir en sus verdadera dimensión la grandeza de este libro de Muñoz Rojas, quizás su obra más redonda y donde toda su temática poética...
Descansa, y perdóname tú por mi brusquedad: un día de campo también cansa ya...
7 DE JUNIO 2020
-¡Señor, qué pronto ha terminado su estancia en el jardín... Y eso que estaba en buena compañía, Gamoneda y Valle-Inclán...
-No he podido aguantar más de pánico. De pronto me ha venido a la memoria la película Los Pájaros de Hitchcock... Y es que a diario y a estas horas de la tarde, gaviotas, golondrinas y palomas andan revueltas buscando sus estancias nocturnas... Y vuelan, van y vienen, y regresan... Por veces creo que me vigilan; si acaso, en una distracción me atacan; y entonces me invade el pánico y me veo en peligro real... Y ni el Marqués de Bradomín ni un poema de Antonio Gamoneda me calman ya y abandono derrotado el jardín...
-¡Vaya, ya había olvidado lo susceptible que era el Señor!...
-Rogelio querido, más que susceptible, yo me diría preso del pánico y el espanto... Un sentimiento que desde pequeño no puedo controlar y que me transforma en un ser patético y débil cual un infante abandonado en un desierto de nada...
- No exagere Señor... Si acaso es algo momentáneo... En cualquier caso, en la cocina le he dejado algo para reponerse... Que pase buena noche.
-Gracias, Rogelio... Tomaré poco que estoy a dieta... Y con el susto se me ha cerrado el estómago... Buenas noches y descansa.