martes, 3 de diciembre de 2019

30 DE NOVIEMBRE

Y un año más, una vez más, nos volvimos a encontrar en la Ciudad del Paraíso un grupo de hombres y mujeres a los que nos une una historia y un territorio eterno e irrepetible. Lo digo siempre: la vida es una historia terminable en el tiempo, pero eterna en la memoria...
No, no somos ya los mismos de entonces; afortunadamente hemos vivido la vida; pero sí somos los de entonces; y algunos vinieron de lejos; para vernos, para tocarnos, para sabernos aún vivos y con ganas; esas ganas que nunca nos sobraron ni nunca nos faltaron ...
Y, como entonces, nos sigue uniendo una cierta mirada, matizada siempre en cada verdad de cada uno; y también nos une una cierta compasión ante las derrotas, así como una compartida forma de querer otro mundo más decente...
Y si sólo somos sentimientos y tiempo, aquellos sentimientos que perduran toda la vida de una memoria colectiva son los que de verdad merecen la pena, porque, como decía el díptico-recuerdo de la convocatoria, "si tras tantos años seguimos queriendo estar juntos es que fue importante lo vivido"... Y sin presiones ni dimes ni diretes; porque, como terminaba aquel díptico-recuerdo, "la libertad siempre estuvo en nuestras manos"...
En el interior del díptico, esta vez, un 30 de noviembre, no podía faltar mi Pessoa en su 84 aniversario de su muerte. Un Pessoa que nos dijo:
"Es bueno ser amigo, pero lo confieso: ¡es muy difícil de aprender! Y es por eso que te ruego que tengas paciencia. Llenaré tu rostro de recuerdos, dame tiempo para arreglar nuestras distancias"
(F.Pessoa)
Et voilà...
P.D. Pronto volveremos a vernos...
Fue un inolvidable día a la orilla del mar de la Ciudad del Paraíso...





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