lunes, 16 de diciembre de 2019

SÍ, PRONTO SERÁ LA NAVIDAD...

Acabó la cumbre del clima como esperábamos: sin acuerdos creíbles y de alcance. Y es que, ¿acaso se puede esperar algo cuando los líderes de los países más importantes y que más contaminan no sólo no acuden sino que niegan el cambio climático, por mucha Greta que la ONU apoye para desviar su fracaso?
Primera conclusión pues: fracaso. Y no sólo de la cumbre sobre el cambio climático, sino fracaso una vez más de la ONU, quizás la institución más inoperante del mundo mundial…
¿Para cuándo la reforma de la ONU, aquella institución nacida tras la Segunda Guerra Mundial?
¿Acaso no ha cambiado el mundo desde entonces?
Por otro lado, la victoria de los conservadores ingleses, con el frívolo que comparte peluquero con Trump al frente y el estrepitoso fracaso de Corbyn (¡qué pena del laborismo inglés con un líder tan antiguo como inoperante!) no ayuda a la certidumbre que muchos quieren ver: complica el proyecto europeo, Escocia reclama ya la independencia para volver a la UE (¡increíble: me separo de ti para unirme a otro, y te llamo independentista!), así como Irlanda del Norte. Y un asunto que nos afecta: Gibraltar…
¡Qué pena de un Reino Unido que llegó a ser el Imperio y la democracia que tanto valoré! Sobre todo por su sistema electoral: por distrito, y mayoritario al salir sólo un diputado por cada distrito. Un sistema electoral que en Francia solucionan con la segunda vuelta de entre los dos más votados para favorecer la gobernabilidad. O en Grecia, donde premian con un plus de escaños al partido ganador…
Pero el mundo sigue en esta nueva locura de frivolidades independentistas, egoístas, populistas, neo-liberales, cuando el mundo está más necesitado que nunca de consensos, de acuerdos globales, de políticas continentales, de solidaridad mundial y de instituciones que permitan una mínima gobernanza del mundo como un eficaz contrapoder del poder real: el económico-financiero que anda a sus anchas sin control ni regulación apenas…
Un mundo donde el egoísmo y la competitividad se ha llevado a la sociedad civil y a la escuela; ya no educamos para formar a seres humanos decentes, sino para hacerlos competitivos, insolidarios, que no se fíen del prójimo, que no les den las oportunidades que ellos tienen: al enemigo, ni agua; este pareciera el discurso que cala: fórmate y triunfa y machaca al vecino: el puesto es tuyo, para ti; que nadie te lo quite. Sé el mejor, el más guapo, el mas inteligente. Y emprende, sé un gran emprendedor, recorre las mejores universidades y haz los másteres más meritorios; llega el primero, triunfa, pero nunca ayudes a tu competidor, porque te sacará los ojos… Y sí, llegarás muy lejos, demasiado lejos y serás reconocido. Pero sólo tu ego disfrutará; porque te miras al espejo un amanecer y te reconocerás como fracasado, sin sentimientos humanos, sin ternura, sin solidaridad, sin capacidad para amar… Y llegará la ansiedad y la locura a toda una legión de jóvenes que estamos formando para no ser felices sino para ser competitivos y no vivir ni disfrutar la vida que les dimos…
Mientras tanto, en España seguimos sin Gobierno, con una ERC indecisa y tacticista por el calendario jurídico-político y las derechas esperando una tercera convocatoria electoral, a sabiendas de que nada cambiará tampoco, salvo un pequeño vaivén de votos que como dijimos antes del verano, nada cambiará como nada cambió repetir las elecciones, salvo, eso sí, la caída en el olvido de un fantasma falangito que quiso ser el nuevo Duce y acabó en los brazos de una cantante de medio nivel y sin futuro…
Quizás ya va siendo hora de reformar nuestro sistema electoral para hacer viable la gobernabilidad en España. Prefiero el sistema ingles: elecciones por distrito y los ciudadanos conoceríamos a nuestro diputado, al elegido en el distrito, y habría una cercanía del elector y del elegido. Tampoco me disgusta el sistema francés: segura vuelta entre los dos que más votos obtienen; problema: el asunto territorial. Y en última instancia, el sistema griego: un plus de diputados (50, o los que sean) para el partido ganador…
Sea el que sea urge reformar nuestro sistema electoral; problema: ¿cómo, en un país en el que si hablas con el adversario te critican porque no eres constitucionalista o estás pactando con oscurantismo y sin transparencia?
¡País!!!!, ¡que diría aquel!!!
Sí, ya llega la Navidad; y nos olvidaremos de todo esto por unos días. Y nos desearemos paz y libertad y felicidad… Y todo de boquilla y de manera casi obligada que te arrastra cual canto rodado por el río de la mentira y la locura de este mundo a la deriva…
Sí, pronto será la Navidad…
Y la soledad.


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