Gobernar no es fácil. Pero al menos nunca hay que engañar al personal con mentiras... O peor, prometer imposibles.
Y de entre esos fervores caídos los más dolorosos son los referentes a personas que creí capacitadas para observar la realidad sin apasionamientos ni resquemores, y que disponían de una sensibilidad suficiente y necesaria para no acabar en manos de discursos fáciles (el papel los aguanta todos), populistas (desideologizados con poses radicales jugando a revolucionarios: ¿qué revolución? ¿contra quién?) y falsos (no sostienen nada que sea realizable, salvo alcanzar el poder engañando a los más humildes e incapacitados, o acomodaticios oportunistas).
Honestamente, es lo que peor llevo. Por una razón, porque sigo pensando que están capacitados (y lo saben) para saber que todo es una gran farsa pero les puede más el oportunismo de tener un culpable cercano y un salvador soñado, a sabiendas de que lo que proponen como solución es tan sólo populismo de tres al cuarto que ha fracasado una y otra vez en la reciente historia de España y de Europa...
Sí, lo peor que llevo de todo el debate político en España es la melancolía que produce siempre todo fervor caído; una melancolía siniestra porque afecta a la verdad de los sentimientos.
Y ya sólo sombras en la noche que muere...
Yo, casi a diario, me pido la luna.
Pero el que me la ofrezca, sé que me está engañando...
Y comete un grave delito: me quita el sueño de poder tener alguna vez la luna...
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La democracia es un pacto social basado en la corresponsabilidad. Y gobernar es ser responsables por parte de todos; y no es fácil. Porque para acceder al poder hay que ser honestos y no prometer imposibles a sabiendas de que no se pueden alcanzar. Eso tiene un nombre: mentir, engañar, insultar a los ciudadanos al considerarlos imbéciles y no corresponsables de la sociedad.
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Lo peor que llevo de todo esto del debate político en España es cómo me está dañando en lo personal respecto a fervores caídos día a día...Y de entre esos fervores caídos los más dolorosos son los referentes a personas que creí capacitadas para observar la realidad sin apasionamientos ni resquemores, y que disponían de una sensibilidad suficiente y necesaria para no acabar en manos de discursos fáciles (el papel los aguanta todos), populistas (desideologizados con poses radicales jugando a revolucionarios: ¿qué revolución? ¿contra quién?) y falsos (no sostienen nada que sea realizable, salvo alcanzar el poder engañando a los más humildes e incapacitados, o acomodaticios oportunistas).
Honestamente, es lo que peor llevo. Por una razón, porque sigo pensando que están capacitados (y lo saben) para saber que todo es una gran farsa pero les puede más el oportunismo de tener un culpable cercano y un salvador soñado, a sabiendas de que lo que proponen como solución es tan sólo populismo de tres al cuarto que ha fracasado una y otra vez en la reciente historia de España y de Europa...
Sí, lo peor que llevo de todo el debate político en España es la melancolía que produce siempre todo fervor caído; una melancolía siniestra porque afecta a la verdad de los sentimientos.
Y ya sólo sombras en la noche que muere...
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Pero el que me la ofrezca, sé que me está engañando...
Y comete un grave delito: me quita el sueño de poder tener alguna vez la luna...
DE mucho interés este artículo de Javier Marías
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