miércoles, 14 de mayo de 2014

COHERENCIA

En la mañana, temprano, pasé por segunda vez por la estafeta de correos: ya he votado para las próximas elecciones al Parlamento Europeo... Y más allá de un deber ciudadano, quisiera hacer una reflexión:

Soy una persona de convicciones sólidas, esas que están por encima de las personas concretas, aunque son las personas el centro de mi atención; hablo de ideas, de ideología, de actitud vital, de ser y estar en el mundo y ante el mundo. Y mi vida, mis estudios, mi experiencia personal, la moral y sentimental, me han llevado a optar: porque la vida es elegir, esa es la más grande libertad... Y así, desde aquellos años de aprendizaje, supe que si bien la utopía nos enseña el camino, nos marca el horizonte, también hay que tomar partido, partido hasta mancharse, como clamaba el poeta. Y aunque los hombres se equivoquen, caigan en, o cometan, los errores más inhumanos, las ideas estarán siempre por encima de aquellos que en cada momento histórico las aplican, las manejan y/o las intentan poner en práctica, sean o no brillantes, sean o no certeros en su gestión... Y así, mi opción ciudadana siempre ha sido y será el socialismo democrático, como única garantía de luchar por una verdadera igualdad de oportunidades (este es el único camino hacia la verdadera igualdad humana; el igualitarismo es imposible y sólo es algo parecido al fascismo; quitar barreras para alcanzar la libertad personal de poder elegir en la vida, ese es el camino hacia la igualdad, la de oportunidades, la única igualdad que persigo y admito: cada ser humano es único y distinto); y todo ello, en libertad y en democracia, tanto política (la participación y la soberanía popular como única garantía de legitimidad de la redistribución de la riqueza vía fiscal y vía servicios públicos básicos), como económica (la propiedad tiene un límite: los intereses generales y mayoritarios de la ciudadanía), y social (la del trabajo como única fuente de riqueza; un trabajo digno que dignifique a las personas y las haga felices en su creatividad, en su aportación, en su oficio) .

Lo demás, lo otro, son banderas personales, liderazgos basados en ambiciones desmedidamente egoístas, liderazgos de fantasmas que han obtenido cuotas mediáticas y se 'auto-canonizan' como salvadores de patrias 'dejà vu', o intentos de los antiguos ayatolás de optar a ese espacio al que regresan tras el fracaso de sus propuestas reales en el mundo: el comunismo ha fracasado por la falta de libertad, de democracia y de participación crítica; y si estos antiguos defensores de aquel horror que tanto daño ha dejado en la Europa oriental ahora abominan de aquello, que lo hagan con todas sus consecuencias y se unan a la socialdemocracia, la única capaz, insisto, de unir socialismo y libertad dentro de una democracia política, económica y social. Y, lo repito una vez más, más allá del discurso ramplón de la traición, de que son lo mismo unos que otros, etc... Insisto, las ideas permanecen, son los hombres los que fracasan y mueren...

Hoy he cumplido con un deber ciudadano; un deber que me permitirá poder criticar. Porque si no se participa se está negando la crítica, el pesar luego y el desencanto después, y se está abominando del concepto de ciudadanía... Y si bien es cierto que al mirar la lista he debido taparme los ojos (no es de recibo algunos nombres que he visto), repito, las ideas están por encima; como por encima está mi compromiso vital, mi actitud ante la vida y mi coherencia como ciudadano responsable.
Sólo así puedo ser algo más feliz en mis días; sin coherencia, sólo sería un cacho de carne y sin ojos...


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