viernes, 18 de diciembre de 2009

FELIZ NAVIDAD

Cuando llegaban estas fiestas, La Nochebuena, La Navidad, La Nochevieja, Los Reyes, los niños asistíamos a la ceremonia anual de la puesta del Belén, en el pasadizo, entre el bellísimo patio al modo sevillano y el jardín de dos cuerpos, al modo francés...
Los abuelos mandaban venir a un carpintero que tras varios días disponiendo de corchos a modo de montañas, musgos del jardín a modo de valle, puentes de madera sobre cristales transparentes encima de papel plata, a modo de río, y estrellitas blancas sobre papeles-cielos celestes, a modo de crepúsculos, nos hacían soñar con algo tan lejano como eterno...
Y pastores, ovejas, bueyes...
Y palmeras, naranjos y cipreses...
Y hacia el portal se encaminaban los Reyes, los tres, con sus pajes a pié, tan enormes, tan barrocos, tan soñados...
Y cada día los movían un poco más, para hacernos creer que caminaban, que iban a llegar la noche del cinco de enero de cada año...
Eran los años de la inocencia, de los niños secuestrados, de los desencuentros y de los miedos... Vinieron luego los años del descubrimiento de la vida y llegaron, como no, los anglosajones, con su árbol de navidad cargado de cursis bolas de colores con un señor gordo vestido para la nieve que viajaba en trineo, en un sur de España más cercano al calor africano que a los Alpes... Y le llamaron Papá Noel, para rematar la cursilada...

No me gustan estas fiestas (son fiestas de la inocencia y, por desgracia, la perdí hace ya muchos años). Pero reivindico el Belén, con sus zambombas, sus panderos, sus mazapanes y sus mantecados... Y el anís, y el aguardiente, y las pasas en aguardiente, y el pan de higo...
Y cuando están a punto de llegar un año más aquellas fiestas que tanto marcaron nuestra infancia, os deseo a todos la felicidad necesaria para seguir viviendo en paz y en libertad.

¡Feliz navidad para todos!
Besos

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