miércoles, 4 de noviembre de 2009

HEMOS ENTERRADO A LA TÍA MARÍA, MARIQUILLA GARCÍA


Era la última, la más pequeña, la más chica de toda una zaga: la zaga de los García Gómez. Y ahí la tenemos, entre sus hermanos; como no, siendo el centro de la reunión... Tu hijo Antonio lo recordó hoy en la Iglesia de San Juan de Coín: ¡qué grande fuiste, Tía María, Mariquilla García!
Y también fuiste la primera en vitalidad, y el centro de la empatía...

Porque la Tía María, Mariquilla García, sobre todo era una soberbia pasión por la vida; por vivir; por sobrevivir; por requetevivir... Y eso, precisamente eso, su vitalidad, su enorme fortaleza en la lucha por la permanente supervivencia, sin mirar atrás, y sin mirar al lado, sólo de frente, eso, precisamente eso, la hizo fuerte, luchadora y la empujó siempre a ese estado donde todo está bien, donde todo está perfecto y donde habita el placer de sabernos vivos y capacitados para la dicha.
Sí, la Tía María, Mariquilla García, era toda ella una gran ironía para con la vida: vivió como quiso, es decir, divinamente libre; y luchó por los suyos como la vida le exigía, es decir, con la fortaleza y la experiencia que le dió el quedarse huérfana y viuda tempranamente... Pero todo ello con una infinita comicidad ante las adversidades. Y hasta para morirse lo hizo sin sufrir, y con una sonrisa... Porque la Tía María, Mariquilla García, sobre todo era una mujer muy divertida, como ha recordado hoy la prima "Marinieves".

Decía Paco Umbral que "cambian los sentimientos, pone banderas negras la experiencia, pero hay una piedra luminosa de donde nace la mirada, hay un agua estremecida de donde nace la risa, que son siempre iguales en la caverna del ser". Pero en el caso de la Tía María, Mariquilla García, aquella piedra luminosa de donde nace la mirada, aquella agua estremecida de donde -decía Umbral- nace la risa, se convertía siempre en un prodigio de optimismo vital, y en un enorme torrente de alegría, de bienestar, y de inteligente comicidad y simpatía que a todos nos transmitía, prodigiosa y hermosamente.
La Tía María, Mariquilla García, la más chica, la más pequeña, la última de toda una zaga, también ha sido la última en decirnos adiós. Y aquí estamos todos; tus hijos, tus nietos y tus sobrinos, bastante desamparados; y sobre todo, un poco más tristes por no poder ya más disfrutar de tu simpatía y cariño.
Siempre nos quedará tu fortaleza y tu vitalidad; y siempre serás ya un ejemplo para todos nosotros en los momentos difíciles.
¡Que en paz descanses, Tía María, Mariquilla García!...

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