miércoles, 15 de abril de 2009

DIAS DE ABRIL

14 DE ABRIL (¡Viva la República!)

Con retraso, pero fue un buen vuelo. Cuando eran las 22 horas estábamos recogiendo el coche en Santiago que nos trajo a Pontevedra.
Al fin en casa, en Galicia....

13 DE ABRIL

Mañana partiré de nuevo hacia la peregrinación permanente en busca del sosiego y la hermosura en la Tierra Prometida.
Allí respiro aires, airiños, que me elevan y me llevan. El avión sale por la tarde; llegaré en esa hora del crepúsculo para reiniciar un nuevo ciclo de vida al amanecer del día siguiente...

Y dos nuevos libros de ALFAMA ya están en el mercado:
El primero de ellos se titula RESCOLDOS DE LIBERTAD (guerra civil y exilio en Mexico) de Isabel Oyarzábal Smith, malagueña, periodista, escritora, diplomática y actriz, que tuvo que exiliarse. Como escribe Nono en su contraportada, este libro es un descargo a favor de la República, contra el alzamiento de Franco y testimonio de u o de os movimientos migratorios más fecundos: los exiliados españoles en latinoamérica, y en el caso de este libro, en México.
El segundo lleva por título MEMORANDA (Diarios 1836-1864)  de Jules Barbey d´Aurevilly, uno de los grandes intelectuales franceses del siglo XIX, polemista, dandy, altivo, soberbio y esplendoroso... Autor que influyó en otro loco maravilloso como fue León Bloy.
Dos libros, por tanto, del género que más me gusta últimamente: el memorialista. 
Enhorabuena, sobrino.


12 DE ABRIL

El fanatismo es la pasión exacerbada e irracional hacia algo. En este caso, hacia una creencia, una fe, basada en la vida de Jesús, aquel de Nazaret que hace más de 2.000 años fue cruxificado, como tantos por entonces, en una cruz.
Hoy miles de millones de ciudadanos del mundo lo veneran y le profesan devoción. Tanta, que cuando llegan estas fechas, en los países y zonas más del sur, sacan a sus santos y santas a pasear por sus calles subidos en pedestales barrocos y que llaman pasos o tronos... Son las procesiones de la Semana Santa, un espectáculo que cada año se repite pero que cada año es distinto. Son los tópicos de una estética demodé, pero también es una forma de colectivización profundamente pagana y componente fundamental de un "business". Por supuesto que hay mucho fanático; sobre todo en derredor de la organización, las llamadas hermandades, refugio mezcla de políticos y curas que no pudieron o supieron serlo en su anterior etapa vital... Claro que, como dicen en Sevilla, sin los capillitas de las hermandades no habría Semana Santa. Claro que, también otros dirán: ¡pues qué bien que no haya Semana Santa!, aún a sabiendas del negocio y del movimiento económico que producen estas fiestas.
Y es así como mucho rojo y ateo acepta de buen grado la Semana Santa, y como mucho anticlerical abre un paréntesis intelectual para admitir que la belleza de una escultura vestida de virgen, bailada con las cervicales de costaleros y mecida por una banda de música de pueblo, que toca pasodobles como Las Aguas, o La Amargura, en una esquina de marzo soleada, por una calle embrujada de lamentos, con azahares, arboleda sombreando mantones  bordados en oro y plata, con varales y cirios encendidos, y el incienso que se eleva por las copas de los cipreses, en ciudades barrocas, como Sevilla -quizá la más hermosa Semana Santa de toda España-, ciertamente te pone los bellos de punta, y te emociona casi hasta el  llanto...
Los que alguna vez en su vida han participado de este espectáculo, de seguro que revisan sus posiciones -también un poco fanáticas- de anti-Semana Santa.

9 DE ABRIL

Siempre me sucedió igual en la vida: casi nadie me entendió como verdaderamente soy; quizá ni yo mismo sepa como soy realmente. En cualquier caso, siempre fui juzgado erróneamente. 
La complejidad de un ser, y en este caso, el mío, agudizada por un estado permanente de ansiedad y -en su día- de hiperactividad, hace difícil cualquier calificación en su aproximación a una mínima verdad. Y siempre también, ante aquellas erróneas calificaciones de mi persona y de mis comportamientos, mi reacción fue la misma: un primer desdén y un segundo estado de tristeza y de impotencia; al cabo, me consolaba: no merece la pena, me decía, explicar lo no entendible, la ansiedad, la frustración, los miedos y las debilidades ante el mundo, ante la vida... 
Sí, el mundo, la vida, siempre me dieron miedo, mucho miedo. Como me daba miedo el cine cuando se apagaban las luces y aparecían los malos más malos... Y aplaudía cuando aparecían los buenos. Sí, la vida siempre me pareció una película de malos; de muchos malos y de pocos buenos, que casi siempre salían al final, cuando ya estábamos agotados de tanto miedo, de tanto terror y de tantas y tan enormes tristezas...
La vida, el cine, eran en blanco y negro, como las sombras que proyectaban las puertas de los dormitorios cuando apagaban las luces y se nos aparecían los hombres malos que habíamos visto en el cine y que venían a  hacernos daño; o a matarnos, como a los buenos les hacían los malos en el cine...
Sí, me ensimismaba; me contenía... Y me amargaba cuando alguien no me entendía, o me castigaba (¡cuántas veces sentí -en forma de amargura inconfesable- la injusticia de un castigo que no merecía!), o me tildaba de no se sabía qué...  
Porque era muy raro, me decían; era muy extraño, también decían... Y no luchaba por esclarecer nada porque ni yo mismo entendía como a los buenos se les puede hacer daño, daño que yo mismo hacía a los demás también...

Aún hoy me sigue sucediendo. El mundo, la vida, los hombres, me siguen dando miedo; y me siguen confundiendo. 
Y aún hoy, también, sigo sin luchar por esclarecer nada porque ni yo mismo entiendo al mundo, a la vida, a los hombres... Como muchos hombres tampoco me entienden a mi...

8 DE ABRIL

Es el fin de un ciclo; es el fin de un circo. La clase media que vivió más allá de sus posibilidades vuelve a la realidad de la pobreza...

7 DE ABRIL

Son los últimos paseos; los últimos instantes; a modo de despedida; un despedida transitoria: no bajo a Málaga a sacar tronos o a pasearlos; bajo a Málaga a cuestiones de hacienda, de bancos y a mover la roadster... 
Pronto volveré... A este jardín que se llama Galicia. Si, "Galicia es un jardín" (Rosalía de Castro).
Casa del Barón, aldeas con iglesias románicas y cementerios, cielos claros de una primavera adelantada, comercio clásico cuasi familiar, boticas modernas junto a soberbios ejemplares modernistas, mercados de piedra, trapicheos de gente y sus asuntos, palomas que se posan en las mesas para los restos, cortinas de croché que me hizo La Rubia, ya colocadas al fin, cielos azules en los contornos de la casa, grúas de esperanza en la creación de empleo, San Blas y su entorno, donde la hermana...

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