EN EL DIA DE SAN BLAS
Sigue este invierno crudo mostrando su fortaleza. Sólo me queda la esperanza de una primavera explosiva en flores, olores y verdes.
Mientras tanto, el dia no cesa de llover, ventear, revolotear e impedir un mínimo de sosiego: desde siempre me asustó el agua en sus excesos; las lluvias torrenciales; y los mares inmensos y escarpados. También los vientos imposibles, y las tormentas tenebrosas. Sí, desde siempre tuve miedo a las cosas de la tierra, a las cosas del mundo, a las cosas de los hombres, y a las cosas de la vida...
Y cuando el miedo me atrapa, como cuando aquellos años de la oscuridad y los silencios, sólo el amparo entonces -y el ejemplo hoy- de mis mayores, los de aquellos entonces, me consuela. Y de entre todos aquellos mis mayores, hubo uno, el tío Blas, al que cada año, por estas fechas, honro en agradecimentos a tanta protección y ternura que desparramó por entre todos nosotros, sus sobrinos...
Sigue este invierno crudo mostrando su fortaleza. Sólo me queda la esperanza de una primavera explosiva en flores, olores y verdes, como el consuelo de mis mayores, aquellos que siempre llevo presente en mi memoria.
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