miércoles, 25 de febrero de 2009

EVÓNIMOS. 25 DE FEBRERO

Grisea la mañana tardía,
como un lamento; o 
como una obstinación.
La noche se hizo larga, insufrible:
son los desgarros, los imposibles. 
Más allá de uno, y más acá del cuerpo.
¡Quietudes muertas, alboroto de derrotas!
Tristezas sin juicios;
amarguras y oquedades...
Siniestros desarraigos,
¡ay!, los dolores, la duda,
la vida cuando atormenta,
el cuerpo agotado, y la ausencia de lunas... 

Es la noche, en la soledad completa del dolor;
es el sufrimiento de un cuerpo gastado,
torpe y enfermizo. 

Es la ojerosa realidad de un declive: es la pesadumbre.
Y ya sólo el cielo: aquel infinito que nos envuelve,
en esta mañana que grisea como un lamento,
o como una obstinación...

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