lunes, 31 de octubre de 2011

EL JARDÍN DE LOS CIPRESES

Estos días, media España visita los camposantos. La otra media, espera en las puertas a que su familiar termine de limpiar la tumba o de depositar flores a sus seres queridos, ya idos...
La muerte es siempre una tragedia, como hay vidas que son trágicas: sólo una vida basta para saber que no hay más vida que la que nos toca en suerte vivir, siendo ya en el origen donde se produce la primera desigualdad del mundo, y siendo la muerte la última en igualarnos de nuevo. Quizá sea la única ventaja de la muerte: nos iguala a todos en nuestra miseria y en nuestra limitación animal y humana. No sabremos muchas más cosas, quizá, dadas nuestras limitaciones; impedimentos y límites que a lo largo de la historia la inteligencia humana han ido superando, aunque siempre nos quedará el infinito, lo otro, el más allá sólo comprensible por los poetas...

Siempre me gustaron los cementerios; y cuando llego a una ciudad con alma, busco su cementerio, como busco sus mercados de abastos: si en éstos se visualiza la vida cotidiana de su gente, en aquellos descansa la memoria colectiva; sí, allí vive la historia; allí conviven nuestros orígenes, nuestras grandezas y, como no, nuestras miserias...
Y para que descansen en paz, les hemos construido jardines rodeados de cipreses, esos árboles hermosos que siempre soñé como gigantes que quieren alcanzar los cielos... Era en aquellas tardes de aquel otro jardín de los años del silencio, cuando aún no entendía la vida ni sabía del mundo (hoy, sigo sin saber muchas más cosas de la vida o del mundo; quizá sí sepa que no me gusta el mundo como es; aunque amo la vida: no tenemos otra cosa; lo demás, sólo son mentiras).
Y debajo de los cipreses, bellísimas flores llenas de vida...

Y como no, en estos días, especialmente, mi recuerdo siempre para los que se me fueron hacia aquel jardín; unos con más prisas que otros ; unos con más voluntad que otros; pero todos ya idos para desconsuelo de los que aquí aún permanecemos. Y los recuerdo porque sus testimonios siempre me empujan a seguir amando la vida, eso que ya en origen nos hace desiguales, pero que inevitablemente nos hará iguales al final del camino. Porque la muerte es solidaria; en el dolor, en la tristeza, en los afectos que siempre permenecerán en nuestra memoria, y en la riqueza. Porque una vez que entramos en el jardín de los cipreses, ya todos somos iguales.
Eso sí, rodeados de cipreses y ornamentados de flores llenas de vida...

http://www.youtube.com/watch?v=WBjctartwBQ&feature=related

domingo, 30 de octubre de 2011

CON-DESDE-POR-A

Seré un ingenuo; o quizá, un sentimental... ¡Pero hubiésemos sido tan felices!...

EL TORMENTO DE LA CREACIÓN


La mañana llega en luz; un café nespresso; una tostada de pan de la Curruca de Coín, con ajo y aceite; y Mahler... Y me pongo los cascos que me aíslan de mundo; y ya suenan las trompetas, los violines y los tambores... Y esos andantes, lentos, prodigiosos, del maestro, del atormentado maestro Mahler. Y suena en el iPod la Orquesta Sinfónica de Chicago dirigida por G. Solti. Escucho la 5ª sinfonía, en su último movimiento... Y la hermosura de estos sonidos me erizan la piel...
No conozco artista que se precie que no sea un atormentado: el tormento es necesario; sin tormento no habrá obra de arte; habrá triunfos; habrá glorias; habrá businees; pero no habrá arte, no habrá creación auténtica... No habrá desgarro... Ese desgarro, ese estado de impaciencia y de derrota, previo a la consumación del arte, a su exaltación, a su conquista. No hay arte ni lo habrá en donde no hay vida, en donde sólo hay inteligencia y oficio; necesarios, si, pero no suficientes: se llama capacidad de sufrir para crear y emocionar... Sólo unos pocos lo han sido en la historia; y han sufrido tanto, es decir, han creado tanto, que acaban tristemente atormentados de por vida y no fueron felices, pero nos dejaron  su obra, para nuestro gozo, para que aprendamos a disfrutar del arte sin tener que sufrir tanto para producirlo, si es que somos capaces de ello aún teniendo inteligencia y oficio... 
Y esa es nuestra gratitud para con ellos: se sacrificaron por nosotros para hacernos la vida más hermosa; nosotros, los otros del común...
Amanezco tardío, con cafés expresos, tostadas con ajos y aceites, y con Mahler... ¿Se puede pedir algo más para gozar aunque sólo sea un momento? Ah!, sí, se me olvidaba: sólo falta tu sonrisa (sí, la tuya, que tampoco hoy te nombro); y si acaso, una caricia... 

sábado, 29 de octubre de 2011

DESDE-CON-A-PARA

¿Por qué no perdemos la cabeza y nos dedicamos a nosotros?

MARBELLA, SU MAR Y SUS CIELOS...


Amanezco pronto en este último otoño de atardeceres amplios; hoy, en la noche, me quitarán una hora de tarde; esa hora que me abandonará hasta la primavera; una hora que me daba vida, aunque fuese tarde; porque era la última, y era la esperanza... 
Llegaba tarde a la tarde; atardecía entonces sin tardar; a partir de hoy ya no habrá tardes tan tarde, y no atardecerá tan tarde...
La tarde, con la tarde... 
En la tarde...
Y me voy, que llego tarde: mi sobrino, mi indispensable Rafael, mi asesor sanitario, me espera en la farmacia (tensión, y repaso general tras analíticas varias). Lo celebraremos luego (siempre hay que celebrar la vida, aunque sea triste) con unos buñuelos del pueblo (una especie de masa frita que una vez al trimestre no hace daño), y bajaré, luego, por los montes de Monda y Ojén hacia Marbella, donde la mar, dicen, es más bella... Y donde, dicen también, que los cielos azules se bañan en el mar.

viernes, 28 de octubre de 2011

MENTIRAS, MELANCOLÍAS, IMPOTENCIAS...

Me produce mucha melancolía e impotencia constatar que gente inteligente, con datos, con capacidad intelectual suficiente y eficiente, con experiencia vital y humana, crea aún -y defienda a estas alturas de la película- que con un cambio de color político del gobierno de España se van a arreglar las cosas. Y la melancolía e impotencia me la producen dos cosas:
1. Estoy equivocado: no son tan inteligentes, ni tienen suficientes datos, ni capacidad intelectual eficiente aunque sea suficiente, ni experiencia vital y humana. Con lo cual, he fracasado en mis creencias al equivocarme tan radicalmente.
2. No estoy equivocado, y lo que intentan es defender lo indefendible porque desean ese cambio de gobierno por razones que se me escapan, pero que, evidentemente, dejan mucho que desear moralmente.

¡Cuánta melancolía! ¡Cuánta impotencia!...

Esta crisis es global, en lo financiero, y local en lo del ladrillo.  Y esto no se arregla con un cambio de gobierno en España, pues la crisis financiera y las soluciones que se han tomado por la zona Euro y los mercados financieros nos han atado y empobrecido para años, muchos años. Y es una mentira que hay que denunciar con la honestidad intelectual que se nos presupone, a la gente decente, el decir que el PSOE ha traicionado a su electorado. Eso es una gran mentira y no se puede consentir. Otra cosa es que podría haber hecho algo, matices, opciones muy limitadas, pero decir que la socialdemocracia ya no vale para solucionar el asunto, cuando sólo la socialdemocracia nos sacará de esto, es intelectualmente una inmoralidad.
Y me duele ya la boca de decirlo. No es de recibo en gente que les supongo un determinado nivel intelectual y de conocimiento de la realidad.

A-PARA-CON-DE

Perdió la flor que más amaba; nunca más regresó al jardín...