Lo he contado muchas veces ya... Siempre me he sentido un apátrida, un métèque, un extranjero, un meteco, un exiliado, como si siempre extraño a mi alrededor...
Sólo una patria me sostiene: la memoria, allí donde mis emociones, mis sentimientos... Y donde la gente que amé y amo; y donde lugares que amé y me sentí parte, a pesar de siempre métèque...
Pero los apátridas, los métèques, los exiliados de este mundo, también tenemos un himno y una bandera...
El himno lo compuso el más grande de los métèques, George Moustaki; nació en Alejandría y por él corre sangre judía, árabe, griega, francesa... Y la bandera es de color azul; se llama libertad y nació en un mar único, eterno, el Mare Nostrum, el Mar Mediterráneo...
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