jueves, 22 de octubre de 2020

DESCANSA EN PAZ, QUERIDO CURRO

21 de octubre

Mi padre fumaba mucho... Tenía algunos dedos amarillos de la nicotina acumulada; fumaba tanto que en el salón de la casa tenía una mesa repleta de cartones de cigarrillos... Recuerdo que uno de aquellos domingos que fuimos sus hijos a verlo, como nos obligaba la sentencia judicial, me cogió en brazos, me sentó en sus piernas y me dijo:

-Javielillo, enciéndeme un cigarrillo que ya eres hombre... Yo tenía 8 años y nunca lo he olvidado...

Cuando al cabo volvimos todos a vivir juntos, mi padre siguió fumando mucho. Tres años después de aquel regreso a casa, mi padre murió. En Madrid. Estaba con mi madre en un hotel... Yo estaba a punto de cumplir 14 años.

Curro Moreno, el hijo menor de una familia amiga y pariente de la nuestra, vivía en la misma calle de Coín donde nosotros, unos metros más abajo y en la misma acera, era amigo mío aun siendo algo mayor que yo (desde muy temprano me gustó estar con gente algo mayor que yo, para aprender de ellos: la gente de mi edad no me aportaba nada que aprender). 
Lo recuerdo entrando en la casa y decirle mi padre:

-Currillo, coge tabaco... Y se llevaba unos cuantos cigarrillos..

Por las tardes, en verano, y antes de irse a la Costa del Sol donde tocaba la batería en un grupo de entonces, entraba en la casa y me pedía que le diera un poco de la crema solar que yo usaba y que se la ponía en modo perfume porque "olía a extranjero", me decía:

-Primo, dame un poco de tu crema que hoy actúo...

Desde hace unos años, nuestro líder de la pandilla (pandilla de la que yo era el más pequeño de los varones, por aquello de aprender), nuestro Jimmy, nos convoca en el pueblo, en Coín (este año no hemos podido hacerlo por La Covid). Y allí ha estado todos estos años nuestro Curro... 

Llevaba malito algún tiempo; hoy, antes de oír las barbaridades que está diciendo un loco de VOX en el Congreso de los Diputados, nuestro Jimmy acaba de decirme que Currillo ha fallecido... Y aunque era de esperar (oír al loco de VOX estar en contra de la eutanasia me revuelve las tripas: ojalá algún día este impresentable conozca de cerca el dolor sin solución para que vea que no tiene compasión alguna, sólo odio y mentira), no puedo dejar de sentir una infinita soledad y un enorme dolor que me hace seguir reivindicando una ley de eutanasia que dignifique el final de nuestras vidas... 

Currillo y su gente no se merecían tanto dolor para nada...
Nunca el olvido, querido primo...

P.D. Me vienen a la memoria estos versos de mi querido Rafael Ballesteros: 

...Al que le queda lo fugaz, ¿qué mide
de su paso, del tiempo qué certeza,
y qué de la verdad y su mentira?

(R. BALLESTEROS)

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