viernes, 4 de septiembre de 2020

EL NO PROCÉS: UNA INFINITA MENTIRA.

Yo he ido viviendo a través de décadas todo el cambio social y político en Cataluña; sí, por mor de mi trabajo tuve que viajar durante algo más de dos décadas muchas veces a Cataluña y he vivido cómo se ha ido pasando de un cosmopolitismo sin igual hacia un catetismo inesperado propiciado por el patético discurso nacionalista y las golferías de sus dirigentes, sacando a Cataluña, su bandera y su nación para tapar sus fullerías, su incompetencia y/o robos a manos llenas con guantes de seda y con final en paraísos fiscales y/o financiación ilegal de sus manejos y tejemanejes, de partido y de amiguetes...
El poder era el fin, no el medio para la acción política. Un fin propio, excesivamente propio: el bolsillo de sus actores y la evasión fiscal, más allá de financiar un tejido de favores debidos a través de un mecanismo de enriquecimientos ilícitos; pero se miraba para otro lado: los gobiernos de España los necesitaban y dejaban actuar hasta hablar catalán en la intimidad; pero la sociedad civil, y es lo más grave y lamentable, siguió sus cánones; quizás porque entre subvenciones y otras ayudas la clase social dirigente, la otrora emprendedora sociedad civil catalana, habría refinanciado deudas o creado business al calor de tanto cateto abanderado de una quimera imposible como el procés...
Al cabo, sólo ha quedado la tragedia de una mentira institucional, social y política que han llamado el procés, abanderada por un fugitivo que la vieja Europa consiente en sus fronteras sin sonrojo, y un peligroso nuevo sectario que va más allá de un ADN, como llegó a solicitar otro que iba de jesuita arrepentido de todo menos de su maldad, cuales supremacistas apoyados con mentiras sobre el origen y la historia de sus pueblos y de sus gentes...
Y es que si algo es el mundo de hoy es la multicultura, la mezcla de razas y de costumbres, frente al pasado de las fronteras llamadas naciones...
¡Asco, mucho asco!!!



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