miércoles, 10 de mayo de 2017

LA SOCIALDEMOCRACIA

Lo vengo sosteniendo desde el inicio de la crisis: la socialdemocracia tiene una asignatura pendiente, cual gestionar las crisis económicas. Es verdad que su función es redistribuir riqueza a través de una política fiscal progresiva en los ingresos y solidaria en el gasto; pero cuando no hay riqueza que repartir porque no se produce, fracasa y es tildada de traidora por los populistas de uno y otro signo que prometen lo imposible aprovechándose del miedo de las clases populares a perder su bienestar; por el otro lado, aparece el apoyo de las clases muy altas que se aprovechan del caos para pagar menos impuestos reclamando libre mercado y/o salidas de organizaciones políticas y comerciales.

Lo vimos en EE.UU. Lo hemos visto en Francia. Y ya antes en España...

Por tanto, el reto de los socialistas es convertirse en los mejores administradores de la globalización en tiempos de crisis económica. Para ello no sólo hay que dejarse de competir con los populismos a su izquierda, sino también ganarse la confianza de las clases medias y populares, sus naturales aliados con los que siempre gobernó y transformó las sociedades de ayer y que hoy les dan las espaldas.

Hamon ha fracasado; Corbyn fracasará en breve. Y Sánchez, que después de fracasar dos veces, no sólo aspira a regresar para volver a fracasar, sino que para colmo ha caído en el populismo de sus competidores, aliándose en militantes que, como aquellas clases populares asustadas, creen a un señor que ayer era liberal y hoy populista, con tal de calmar aquellos militantes su melancolía de derrota...

Ojalá vean pronto la luz los militantes: en las afueras se les espera con necesidad de un PSOE fuerte.


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