miércoles, 3 de septiembre de 2014

REPITO UNA ENTRADA (REVISADA) QUE HICE EN SU DÍA: 'LA CRISIS DE LA POLÍTICA'

Hace tiempo, desde el inicio de la crisis financiera, que se pone el acento en que los partidos socialdemócratas han abandonado su ideario, su programa y sus ideas... Y que por eso han sido despreciados por el electorado, que les ha ido quitando apoyos año tras año... Y casi todos los analistas que creímos serios se han apuntado al fenómeno Podemos como justificación de aquel abandono del ideario socialdemócrata, cuando lo de Podemos ya hemos visto que no es nada nuevo (ya en la transición existían esos discursos), más allá de que siempre en toda crisis económica aparecen los radicalismos de izquierdas y de derechas (los ultranacionalismos).

En cualquier caso, quizás porque no interesa desviar el análisis hacia ese terreno, la verdadera causa del abandono del ideario de los partidos socialdemócratas al llegar al poder no es sino la consecuencia de una triste realidad, una realidad que ha acabado con el gobierno francés en su intento de cambiar el rumbo de las políticas de austeridad hacia políticas de empleo: los mercados le han dicho a Hollande que nada de nada, que por ahí no... Y ha tenido que rectificar...

Como he señalado en otras ocasiones, la conclusión, desde hace tiempo ya, no es que la socialdemocracia haya renunciado a nada; la conclusión es que la globalización que se ha desarrollado y consolidado ha puesto a las claras que el poder financiero es el que verdaderamente gobierna el mundo, como ha ocurrido siempre sólo que no se visualizaba con tanta nitidez como hasta ahora... Por tanto, es un problema de la democracia, de occidente, de toda la ciudadanía: el poder no reside en la voluntad popular sino en los grandes grupos financieros, que usan y abusan de nuestros ahorros y que los mueven por el mundo a su antojo; pensar que una promoción de viviendas sociales de Madrid ha sido recientemente malvendida a un fondo de inversión "buitre" de manera legal (al parecer) es un ejemplo clarísimo de la renuncia de la ciudadanía (y de sus representantes) a ejercer el poder frente al verdadero poder del dinero, el que ha movido siempre el mundo, sólo que no nos enterábamos tan a las claras como hoy de esta triste y difícil realidad...

Manda quien manda: hay una crisis de la democracia en Occidente de calado; la deuda de los propios estados -y de las empresas y bancos de muchos de aquellos estados- hace inviable el poder ejercer políticas en contra de aquellos verdaderos poderes. Si me debes 100, no me puedes pedir 1000, cuando veo que no podrás pagarme ni los cien... Y esa es la realidad: los estados nunca mandaron, sólo ejercieron de contrapoderes, de reguladores; hoy, endeudados, menos margen de maniobra tienen aún. Y para colmo, el capital (nuestros ahorros incluidos, el tuyo, el mío) especula libremente por el mundo frente a unos estados dispersos en sus poderes territoriales y con contradictorios intereses a corto plazo entre ellos mismos: yo, España, no quiero paraísos fiscales, pero soy incapaz de acabar con uno dentro de mi propio territorio, cual es Gibraltar...

Por poner un ejemplo. ¿alguien en su sano juicio y siendo riguroso, es capaz de pensar, desde posiciones progresistas, que Podemos, por ejemplo, de llegar al poder, sería capaz de acabar con la actual crisis económica española, o de acabar con los paraísos fiscales, como dice que hay que hacer pero que no dice cómo? ¿Qué capacidad tenemos en España de ordenar y condenar las 'golfadas' del capital financiero mundial? Y nos dicen: -dejamos de pagar la deuda... Vale. ¿Y cómo nos financiamos a futuro, estando el mundo como está y siendo sus poderes reales los que son?

La única opción -como posible solución a este embrollo descomunal en el que se encuentra el mundo- es más política, más regulación, más acuerdos políticos globales que ejerzan de contrapoder frente al poderoso capital financiero internacional que se mueve a sus anchas. Es la llamada gobernanza del mundo; habrá que empezar, por ejemplo, con ir avanzando en una Europa Política y Federal, al menos para el área euro que tendrá que dejar de ser sólo una unión monetaria si quiere solucionar sus problemas de una vez por todas.

En suma, la crisis de la soberanía popular, como poder regulador de los distintos contrapoderes reales de las sociedades modernas, es tan enorme que me temo no seamos conscientes aún del peligro que esto supone... Por tanto, queda pues una inmensa tarea a la ciudadanía occidental, más allá de las fullerías intelectuales que queramos para salir del paso -y/o, para aprovechar lo del Pisuerga- y más allá también de la sempiterna demagogia que circula por la piel de toro...

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