La España gratuita es abusiva; amén de ordinaria, vulgar y exigente...
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22,15 HORAS
Nunca entendí la euforia (ese estado de optimismo y alegría exacerbados e irracional) como un sentimiento, sino como una consecuencia de algo externo y contagioso que nos produce aquella euforia.
Y desde luego, lo que nunca entendí es explicitar la euforia, el contento, la alegría, con gritos y exaltaciones de clichés, consignas, vocerío colectivo.
Y, por supuesto, lo que ya nunca entendí es que aquella euforia nos lleve a romper farolas, semáforos, escaparates de tiendas, cabinas de teléfono, etc., y que todo acabe en una batalla campal con la policía de turno...
Le llaman alegría colectiva, euforia colectiva, sentimiento colectivo hacia unos colores, y otras lindezas... Cuando sólo es griterío ordinario de unos energúmenos que se dicen hombres y mujeres (que haberlas, haylas: y son más chillonas que ellos; como a todo llegaron tarde, a todo han llegado con más euforia).
Y es un ejemplo más de cómo la modernidad ha conseguido igualar por abajo (en educación y civismo) en vez de hacerlo por arriba. Y así, cada año, en vez de avanzar en civismo, retrocedemos hacia la barbarie y lo energúmeno...
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