Tras la dimisión de Piqué como líder de los populares en Cataluña se conoce hasta dónde son capaces de llegar los componentes de la guardia pretoriana de Aznar, encabezados por Acebes y Zaplana. Y son capaces de llegar hasta el suicidio político definitivo, si es que ya antes no lo estaban. Y Rajoy no ha podido parar la dimisión: no tiene autoridad (como sabíamos) y la ha puesto de manifiesto en el peor de los momentos: Rajoy es tan hijo de Aznar, como ZP no es hijo de Felipe. Y hasta que el PP no abandone el lastre del padre Aznar no levantará cabeza. En todos los mentideros políticos se tiene descontado el definitivo fracaso político de Rajoy. El asunto está en saber si sólo caerá Rajoy, o con él la vieja guardia, incluido el factotum de las FAES y de las JONS, el de los fondos de inversión con domicilio en paraísos fiscales, y que lleva el zurrón profesional cargado de influencias en las grandes Cias privatizadas por él, y donde colocó a sus amigos a los que en el futuro pedir favores debidos a cuenta...
En cualquier caso, todos sabemos que para que el PP vuelva a gobernar España necesita crecer en Cataluña, amén de en Andalucía, pues el techo alcanzado en el resto de España difícilmente es superable; antes al contrario, la tendencia es a la baja toda vez que los socialistas se han centrado en exceso, al menos en los aspectos fundamentales: los económicos.
El otoño traerá caídas no sólo de hojas de nogal...
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