Hace algunos años, durante una de mis ya muchas estancias en Lisboa, en el Mirador de San Pedro de Alcántara, mientras tomaba un gin-tonic sentado en una hamaca del kiosko-bar del lugar, con toda la ciudad desparramada sobre el estuario del Río Tejo presidida por el "Castelo de São Jorge", un señor con sombrero alentejano, acompañado de su guitarra, cantaba este hermoso fado, "partir es morir un poco"...
No pude resistirlo: lloré levemente a pesar del pudor que me acompaña desde pequeño: -"¡no se llora en público!", me dijeron siempre en casa...
Pero es que al día siguiente tenía que abandonar la ciudad que más me ha emocionado desde que la pisé por vez primera y que llevo siempre en mi memoria sin solución de olvido...
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Comentarios