martes, 12 de octubre de 2021

DÍA NACIONAL DE ESPAÑA 2021

(1)

Lo he dicho muchas veces ya: nunca entenderé eso de ser nacionalista y de izquierdas, como nadie ha sido capaz -con rigor intelectual- de explicarlo. Todo nacionalismo es excluyente, supremacista, xenófobo y reaccionario por tanto. La sociedad que profeso, la que busca el progreso y la igualdad de oportunidades para todos, es la internacionalista; un internacionalismo más necesario que nunca ante la globalización de los poderes financieros, verdaderos poderes del mundo de hoy, una globalización que ha dejado obsoleto el Estado-Nación del pasado… Y si aquel Estado-Nación ya está obsoleto, cómo no lo estará todo intento a futuro de independencia de parte de aquellos Estados-Naciones. Por eso nunca llegará a nada todo intento secesionista en la vieja Europa, una Europa que precisamente necesita con urgencia de mayor poder político administrativo para poder competir en aquel mundo de la globalización de las grandes potencias actuales y las emergentes…

En cualquier caso, y mientras se construye aquella Europa Política y Federal, España, como país, como Nación, tiene que seguir con su impronta de un gran país que en apenas una generación ha recuperado mucho de su tiempo perdido. Y días como el de hoy (por cierto, vaya cursilada eso de Día de la Hispanidad!!!; ¿por qué no hablar de Día Nacional de España, como lo hay en Portugal, en Francia, etc?) deberían servir para recuperar un mínimo sentimiento de país solidario y cohesionado, que lo es, pero que sus dirigentes políticos, sociales y económicos no están por la labor…
Repito, ¿qué es eso de Día de la Hispanidad? ¡Ya está bien de eufemismos para tapar complejos!

Y como todos los años, pitadas al Gobierno de España cuando el Gobierno no es de derechas: ¡estos son los demócratas, los que no respetan las instituciones salvo cuando gobiernan los suyos, los corruptos ya condenados en la Gürtel y otros procesos judiciales!; estos que C’s ha blanqueado y rehabilitado con sus pactos autonómicos y municipales, y de paso ha blanqueado a la ultraderecha fascista...

Y así, año tras año, las derechas, todas ellas, siguen apropiándose de los símbolos del Estado, de la Nación española… Mucha culpa la tienen muchos de aquellos que aún hoy sacan las banderas republicanas a las calles; como si las Repúblicas (la I o la II) hubiesen sido exitosas; como si la República fuese una cuestión de formas de Jefatura de Estado y no una concepción humanista de la política y de la democracia, donde impere el concepto de ciudadanos portadores de deberes y derechos como única y verdadera bandera; pero no, no ha habido respeto al pacto social y político sobre los símbolos del Estado-Nación llamado España. La izquierda tiene mucha culpa de esta realidad: debió enterrar la bandera republicana y asumir los símbolos pactados en la Constitución del 78.

Santiago Carrillo lo hizo; pero el PSOE nunca abandonó aquel símbolo; repito, el símbolo de un fracaso que acabó con un golpe de Estado, una guerra civil y una larga y terrible dictadura...
Asco!!!

P.D. Felicidades de nuevo a mis Pilares todas!!!



(2)

Cuando llegué a Francia en primera vez y por larga temporada, por aquel 1971, me sorprendió el sentimiento patriótico que tenían los franceses y el orgullo que desprendían por pertenecer a La France; la libre, la culta, la refinada; la del derecho de asilo; la libertadora; y la del contrato social... Y la existencialista, la de Jean Paul Sartre, la de la Sorbona y la que se apoderó de nuestro malagueño Picasso porque se fue huyendo de esta España eternamente cateta, envidiosa, reaccionaria, bárbara, cainita y asesina...


Desde entonces La Marsellesa fue para mí algo más que un himno patriótico de un pueblo, de una sociedad, de una cultura, orgullosa de su historia, de su pasado, de sus procesos de rupturas y de consensos, de sus acuerdos, de sus leyes, de sus contratos sociales, de sus formas… Y es que yo ya era un afrancesado...


Más tarde entré en otros países; como Portugal, al que tras los claveles del 74, y desde entonces, siempre regreso. Y también siempre me sigue sorprendiendo el enorme sentido patriótico de los portugueses: venían de una historia parecida a la nuestra, de dictaduras y guerras, pero no de una guerra civil, eso que nos marcó y nos sigue marcando. Sí, todo el que entra en Lisboa y en todos sus pueblos y ciudades, de norte a sur, verá por sus calles, por sus barrios, sobre todo en los más populares, la bandera de Portugal, en forma de orgullo; en forma de pasión por lo colectivo, por su cultura, por su presente y su pasado...


Como he dicho muchas veces, ya desde mis primeros años no me gustó el mundo que vi por primera vez: vi mucha miseria y, sobre todo, mucha desigualdad y mucho miedo... Y supe pronto ya que este país venía de una tragedia colectiva que tenía que superar.
Y llegó la transición política después de muerto Franco, aquel gallego acomplejado como la España que creyó suya y victoriosa, y hoy vemos, con el tiempo y con estos del PP, que no hicimos los deberes: en España no hay país, no hay sociedad cohesionada en un sentimiento nacional; la guerra, la dictadura, nos marcó demasiado y nos sigue marcando; aquí abundan los golfillos, los mentirosos auto proclamados servidores públicos, obscenos empresarios cortoplacistas del pelotazo que amasan fortunas y se las llevan a paraísos fiscales tras dejar en quiebra sus ‘business’ montados con subvenciones públicas, y panzistas de la reaccionaria mayoría silenciosa los más...
Y muchos quijotes sobreviviendo en su locura...


Y lo que nos faltaba cuando la crisis financiera era unos cuantos iluminados de todo signo, al modo fascista o excomunista del pasado siglo y ya fracasados en el mundo. Unos iluminados que, para colmo, son falsarios, nunca dicen la verdad ni en sus aposentos de la intimidad... Aprendices de brujo que se apropian de sentimientos ajenos en tiempos tristes para luego abandonarlos en el olvido...
Y es que, un país que había matado a Lorca unos años antes y que, aún hoy, los que lo hicieron no han pedido perdón siquiera, no es un país decente sobre el que edificar un futuro colectivo, ni donde fraguar un verdadero sentimiento nacional con forma de orgullo y pasión... Menos aún, donde consensuar formas de respeto, de leyes honestas y sensatas para el mundo de hoy, donde deben primar, sí, los derechos humanos por encima de todo, pero, y sobre todo, los deberes humanos: ‘sin deberes no hay derechos’, solía decir José Saramago...
Y en esto se agudizó el nacionalismo catalán hasta la locura golpista que hemos vivido estos pasados años, cuando creímos que estábamos en el camino correcto para rectificar errores, toda vez ETA había sido derrotada… Y de nuevo, pues, a las andadas: las dos Españas y el asunto catalán...


Hoy es el Día Nacional de España, ¡quién lo diría!... Una España que en sus formas y símbolos intentó ser una democracia al modo europeo, aquel que soñé cuando con 18 años visité Francia; pero no, no ha sido posible… Y de nuevo mi rechazo a tanto impresentable, demagogos, irresponsables líderes, que en vez de suavizar tensiones y reconducir los problemas hacia el diálogo y hacia los consensos, los incentivan para afianzar sus posiciones personales y políticas, aunque el coste sea la desdicha y la pena de todos los españoles… Sólo son portadores de aquello de ¡ande yo caliente....!!!!
Ojalá se pudran en el olvido que pronto serán. Para nota las ausencias permanentes de los Presidentes de Euskadi y Cataluña como cada año en los actos conmemorativos del Día de España; sí Día Nacional de España: ¡Ya está bien de eufemismos con eso de Día de la Hispanidad!!!; ¿acaso no son presidentes de todos los vascos y catalanes, muchos de los cuales no son separatistas? Más allá de la deslealtad institucional, cuando todos acceden a respetar el orden juridico institucional vigente. Caraduras demagogos: iros!!!


Afortunadamente, y en modo salvación, mi tierra, mi Patria, es mi memoria y los territorios que amé y amo, y las gentes que los habitan…



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