martes, 12 de octubre de 2021

Y ASÍ SIGUIÓ PASANDO EL TIEMPO, CUANDO LOS DÍAS...

1 DE OCTUBRE 2021
Bueno un año más ha pasado desde que vine a este mundo, el único que he vivido, vivo y viviré hasta que mis dioses decidan...
Yo nací el día de aquel Caudillo de las Españas de entonces, cosa que llevé siempre mal, salvo que era fiesta sin curas... Hoy hizo cuatro años de otro 1 de octubre con un nuevo caudillo, hoy fugitivo y reconvertido en europarlamentario por esas cosas de una Europa que no es la que creímos que era; un fugitivo que quiso reinar con fullerías en una parte de aquellas Españas.
Yo, que vine al mundo aquel 1 de octubre de 1952, sólo tengo una patria, una sola, mi memoria, conformada por muchos territorios y sus gentes, mi gente...
Sí, tal día como hoy, hace ya mucho años, vine al mundo y no me gustó; y desde entonces nunca entendí a los conservadores: ¿qué conservar si todo el mundo que vi era gris, siniestro, muy desigualdad y repleto de miseria y silencios de derrotas; o de triunfos amargos, llenos de sangre, odio y melancolía...?
Sí, yo vine al mundo aquel 1 de octubre; y, repito, como no me gustó tuve que inventármelo... Y lo fui haciendo a diario y en diferentes lugares del mundo; por eso no tengo patria al uso; mi patria, repito, es mi memoria; una memoria que reside en aquellos lugares -con sus gentes- donde al regresar siento que nunca me fui y adonde siempre necesito regresar para sentirme y reconocerme como lo que soy: un perdedor, un escéptico, un derrotado y un solitario, sí, pero que sobrevive aún en este lodazal del mundo que erre que erre repite sus eternos y constantes errores...
Una derrota doble por ser 'Libra' y no haber podido encontrar y sostener ese punto de equilibrio a que nos obliga la balanza…
Y cuando ya apenas queda tiempo, cuando ya se han quedado en el camino tantos amigos, tanta gente querida y necesitada, reclamo mis patrias y sus gentes, como una especie de necesidad de reencuentros con mis torpezas y sus errores... Eso sí, pidiendo perdón siempre por aquellos errores y el posible daño a terceros que pude hacer y que de seguro hice...
Al cabo, con el abuso de la razón, acabé tomando partido hasta mancharme: la utopía no sirve para mucho, pero como nos dijo el uruguayo Galeano, "la utopía nos sirve para caminar"...
Y así he andado muchos caminos, aquellos que quise y pude al fin transitar...Y heme aquí, derrotado, sí; escéptico, de manera inevitable, y solitario como un uno, como el día que nací, aquel primer octubre de mi vida... Pero vivo, inquieto, dubitativo, pero con ganas aún de dar la lata, y dando las gracias a todos por aguantarme!!!...
P.D.
Recuerdo siempre que mi madre, Doña Lola, era la primera en felicitarme, pero desde que ella no está, hace ya muchos años, el Facebook me recuerda que tengo casi un millón de amigos que me felicitarán de nuevo por algo tan hermoso como estar vivo y querer seguir estándolo…
La vida se nos va deprisa, sí; y urgente siempre… Pero aquí seguiré... Decía Albert Camus que "envejecer es pasar de la pasión a la compasión"... Pues eso...
Gracias de nuevo a todos los que me habéis felicitado.

Foto: mis padres


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EN EL DÍA DE MI CUMPLEAÑOS

Yo nací el 1 de octubre de 1952. Fue un año bisiesto y era miércoles… Un día, ya adulto, me dijo mi madre que llegué al mundo de madrugada: todo estaba oscuro y gris en las cabizbajas afueras, y quizás por eso no me gustó el mundo que vi primero…
Sí, yo he llegado a amar el mundo, la vida, muy tarde, demasiado tarde: la infancia no la recuerdo feliz; pero sí libre en el jardín afrancesado de aquella casa, que olía a rosas y mandarinos, con palmeras altas que se divisaban desde las afueras, y en el otro jardín más grande, el del campo de Tolox que olía a junco, a higuera y a trigo, y donde pastoreábamos las ovejas hasta llevarlas a beber al río…
Todo lo demás me era extraño y doloroso: la ciudad sucia, maloliente, camino del colegio de los malvados y torpes curas, siniestros seres que sólo sabían crear temor, maltratando, castigando y exigiendo imposibles…
No, nunca sentí ternura alguna en las aulas de aquel lugar… Ni la más mínima compasión: allí todo me fue extraño y doloroso...
Sí, yo empecé muy tarde a amar la vida y sus asuntos con la ayuda y el silencio de toda mi soledad y de toda mi gente…
Y aquí sigo, cuando aún no creo haber alcanzado esta edad; cuando nunca pensé llegar a ella; cuando aún soy la vida, con mi tiempo, eso que soy y seré hasta la nada, esa sigilosa sombra que llegará de manera inevitable y sin solución…
"E la nave va"...
Foto: mi patria es mi memoria...


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MISTERIOSO MISTERIO EL DE LA BELLEZA...
Acabo de oír -una vez más- el 4º movimiento (Misterioso) de la 3ª Sinfonía de Mahler y se me ha quedado una cara de melancolía que se parece a la ausencia...
Estoy en el balcón-jardín; un poco abrigado, sí, porque ya refresca en la tarde... Y he recordado cuánto te gustaba este movimiento de la 3ª Sinfonía de Mahler: siempre que llegabas a casa después de algún tiempo sin vernos me pedías que te pusiese el CD... A veces, era yo el que te lo ponía o te recibía con aquel movimiento de Mahler esperándote...
Muchas de aquellas tardes de los otoños de entonces, mientras oíamos esta hermosura, se te escapaba alguna lágrima... Y cuando te descubría llorando, te avergonzabas y te abrazabas a mí... Y casi me hacías llorar a mí también...
Recuerdo que te dije una vez que no había nada más sublime en el mundo que la belleza, una belleza que muchos hombres a lo largo de la historia la habían perseguido y la seguían persiguiendo a sabiendas de ser inalcanzable por infinitamente inabarcable...
Sí, sólo lo sublime de la belleza es lo que mueve la vida del hombre en la tierra en la esperanza de un mundo distinto donde sólo ella, aquella inalcanzable utopía, reinara todas las vidas de todos los hombres sobre la tierra toda...
Ojalá nos quedara aún alguna de aquellas tardes de aquellos otoños, cuando llegabas a casa y oíamos el 4º Movimiento (Misterioso) de la 3ª Sinfonía de Mahler y acababas abrazándome mientras llorabas ante tanta hermosura...


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21 AÑOS YA...
Mi madre me lo decía muchas veces: ten siempre presente que pocos, por desgracia, han tenido tu suerte y la de tus hermanos...
También ella, mi madre, siempre lo tuvo presente; a modo de consuelo, quizás, ante sus desdichas. O mejor, a modo de actitud moral y estética ante los demás...
Recuerdo que al leer por primera vez el comienzo de "El gran Gatsby" reconocí aquellas palabras que siempre me decía mi madre y que nunca jamás olvidé porque ha sido siempre la guía de mi vida:
"En mi primera infancia mi padre me dio un consejo que, desde entonces, no ha cesado de darme vueltas por la cabeza.
'Cada vez que te sientas inclinado a criticar a alguien -me dijo- ten presente que no todo el mundo ha tenido tus ventajas"...
(F.S. FITZGERALD: El gran Gatsby, Capítulo primero)
Hoy, 10 de octubre, hace 21 años de la muerte de mi madre, habiendo dedicado toda su vida a que nosotros, sus hijos -y todos los que estuviesen a su alrededor-, siempre fuésemos mejores personas...
Nunca el olvido...
Siempre al lado...


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DE LA SOLEDAD Y LA INDEPENDENCIA...

"...ha pasado el tiempo
y la verdad desagradable asoma:
envejecer, morir,
es el único argumento de la obra."
(Jaime GIL de BIEDMA)

Decía C. Pavese (El oficio de vivir) que “en cuanto hay que pedir algo, ya no somos ni siquiera iguales, sino inferiores, a causa de que el otro podría negárnoslo”...
Yo siempre he pensado lo mismo; por eso, y durante toda mi vida, he intentando ser independiente, en el sentido literal de la palabra...
Claro que mi independencia es emocional, libertaria y vital; jamás fronteriza a nada ni nadie. Y es que no sabría vivir sin mi gente, mis amigos, mi mundo; ese mundo que son muchos mundos: los territorios de mis ideas, los de mis espacios vitales y los de las gentes que comparto y amo...
Sí, mi independencia, como decía Pavese, la he construido por temor a la certera debilidad ante la negativa de un auxilio... Pocos son los verdaderamente independientes en este loco mundo porque no están dispuestos a pagar aquel alto precio de tener que amar la soledad ante la única verdad de la vida: envejecer, morir es el único argumento de la obra...



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