domingo, 24 de noviembre de 2019

LA LIMOSNA ES REACCIONARIA Y UN FRACASO DEL HUMANISMO

Cuando la crisis de las Torres Gemelas de N.Y., por encima de la tragedia que supuso para la ciudad, las víctimas y el mundo mundial, me sorprendió (¿o quizás no?) la extraordinaria colaboración de los ciudadanos ayudando a los cuerpos de bomberos y de seguridad ante aquel espanto, una colaboración y ayuda que se repite en aquel país siempre que hay una catástrofe social. La respuesta es muy simple: ante la ausencia de estructuras administrativas ad hoc y de políticas sociales públicas, la sociedad civil tiene que salir al rescate de sus conciudadanos; es decir, la ausencia de un Estado protector al modo estado del Bienestar en Europa, la ausencia de políticas y servicios sociales públicos, es suplida por la ayuda de la comunidad privadamente y a través de la voluntad de sus vecinos, sin obligación alguna para con aquella ayuda salvo la voluntad individual.
En suma, la falta de servicios sociales que atiendan casos de extrema necesidad es suplida por la caridad y la limosna de los vecinos, que en modo individual y sin obligación legal alguna, salvo sus conciencias, acudan en ayuda de aquellos más necesitados.
En cambio, en Europa, tras la Segunda Guerra Mundial se creó el Estado del Bienestar, un Estado que pretende vía impositivo-fiscal recaudar con progresividad, eficacia y eficiencia los recursos públicos necesarios para, a través de políticas sociales, atender aquellas primarias necesidades que intenten garantizar la igualdad de oportunidades para todos como la única vía para lograr la verdadera solidaridad de una sociedad democrática, donde impere la ley nacida de la voluntad popular en busca del bienestar de todos garantizando un mínimo vital sin necesidad de la compasión de la limosna y la doble moral reaccionaria que tranquiliza conciencias de los que precisamente no creen en la igualdad de oportunidades, sino en la desigualdad social...
Yo no quiero una sociedad donde se practique la limosna para atender las desigualdades sociales, sino una sociedad donde un Estado de Derecho garantice la igualdad de oportunidades partiendo de tener todo ciudadano cubiertas las necesidades básicas, cuales la comida, la casa, la sanidad y la educación, independientemente de su nivel de renta y social.
Lo repito una vez más: la limosna es reaccionaria, conservadora y un fracaso del humanismo; y cuando es necesaria es la prueba del nueve de la falta de un Estado Social de Derecho y, por tanto, un fracaso de la verdadera solidaridad. Sólo la solidaridad fiscal que garantice aquellos recursos públicos para atender aquellas necesidades básicas es la verdadera solidaridad de un humanismo del siglo XXI.
P.D. Para nota el apoyo público a estas limosnas, apoyos públicos que van desde su promoción hasta las desgravaciones fiscales para las empresas que realicen sus aportaciones (esa doble moral de dar una imagen de empresa solidaria (?) a través del ahorro fiscal)... ¡Asco!, ¡mucho asco!!!!...

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