EN LA EDAD DE LA TOLERANCIA DE LA VIDA Y DE LOS RECUERDOS...

“É domingo e nâo tenho que fazer”
(F. Pessoa)

Es el segundo día que salgo de casa tras un pinzamiento que tuve en la espalda y que vi las estrellas (cuando no es la rodilla, es la espalda: ¡qué tragedia!!!)...
Ayer fui a despedir a la sobrina Ana Gamboa García que ya marcha a Madrid tras unos escasos días de vacaciones. Una sobrina que es algo especial para mí...

Es productora del mundo audiovisual, habiendo trabajado en la mayoría de las películas de Javier Fesser, entre otras cosas...Y ayer, tras comer con ella y su familia, es decir, mi familia, le recordé (no lo recordaba) que hace muchos años, siendo aún demasiado joven o adolescente, vimos en casa de mi madre -en TVE- la película CINEMA PARADISO... La repusieron muy tarde y la vimos ella y yo solos: todos se fueron a la cama. Yo ya la había visto, pero ella aún no. Y al terminar la película la vi llorar...

Pasó el tiempo, la vida, y cuando empezó los estudios de comunicación audiovisual en la Complutense de Madrid me comentó que eligió esa carrera por aquella deliciosa película Cinema Paradiso que vimos juntos y que siempre que ve aquella película, me dijo ayer, vuelve a llorar...

Mientras escribo esto, enfrente de mi mesa hay una familia de extranjeros (parecen ingleses). Preside la mesa una hermosa mujer, metida en años, pero de una belleza y elegancia que no me dejan en paz: la belleza siempre me distrae y reclama... Observo que me mira; quizás porque observa que la miro. Disimula, disimulo, pero de cuando en vez nos cruzamos las miradas. Hacemos como si no, pero es la belleza de esa edad de los escepticismos y la tranquilidad, tras muchos desencuentros, desasosiegos y contrariedades, aquella belleza que más me conmueve en esta etapa de mi vida; cuando ya nada nos va a devolver lo sufrido y que nos hizo más nobles, solidarios y fuertes ante la aceptación de la vida tal como viene...

E la nave va... Como ausente...