domingo, 28 de julio de 2013

GRACIAS A LA VIDA

Siempre me sucedió igual: cuando se aproximan ciertas fechas inevitables (ay!, los calendarios!, los deberes!, los abandonos!) pareciera que todo lo absorbe y todo lo contraría. Y siempre reaccioné igual: como si la experiencia de la vida no me cambiase nunca los sentimientos cuando me son inevitablemente desagradables...
Sí, siempre que en el horizonte se vislumbra lo definitivo, lo quieto, lo invariable, lo obligado, lo cierto, lo verdad, siempre me invade un terrible sentimiento de derrota, de contrariedad y de amargura...
En una semana serán los regresos; en una semana, serán obligados y tristes los desconsuelos...
Se me dirá: -no pienses en eso...
Y yo diré: -no lo puedo evitar...
Y siguen los cielos de Galicia llorando sus muertos, sus desgracias; su sino... Tragedias terribles que quizás llevan todos sus hombres y mujeres en su memoria, y que los hace aparentemente huraños; y son fuertes, al menos; quizás sólo para sobrevivirse en su melancolía... Un sentimiento de derrota eterna que se parece a este otro mío cuando siento que tengo que regresar y que tengo que dejar estas tierras prodigiosamente hermosas...
Amo el sur; nací allí y allí vivo... Pero en verano necesito de este norte, este norte del oeste, por encima de Portugal, donde hay silencios que silban que lleva el viento desde el mar a su arboleda, y donde no hace calor y se permite el decoro; y adonde los cielos rompen a llorar de alegría o de tristeza: nunca hay términos medios. Todo aquí es obstinadamente sólido, cierto, y apenas sin matices: los montes son elevados y eternamente celestiales; la arboleda pareciera enloquecida; y el mar, rudo y al modo espanto, con olas soliviantadas en espumas blancas como un delirio...
Pero las rías suavizan los vientos y los hacen aires, y los orballos se calman y templan los mares...
Y donde su gente es valiente, hacendosa y luchadora; pero que a veces siente, como yo siento ahora, que son excesivas tantas derrotas, tantas tragedias, tantos quebrantos, y tantas contrariedades; con fecha; con certeza; con la fortaleza de la verdad inamovible, cual los regresos...
Xove en Galicia. Al pronto, se rompen los cielos; y sale el sol, blanco y brillante.
Y azules celestes me conmueven hasta lo imposible...
Y hace frío... Y siento algo por los adentros que no sabría deciros en esta mañana de mi último domingo de este verano en Galicia...
Gracias a la vida...

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