Hace algo más de un mes que inicié un nuevo viaje…
Tras unos días en mi Portugal querido (Beja, Coimbra, Viseu…), llegué a Galicia, y, tras unos días en Pontevedra -adonde llegó la incertidumbre, hoy renacida en todas las esperanzas-, me instalé en la parte coruñesa de la Ría de Arousa, un lugar mágico como si salido de un relato de Álvaro Cunqueiro…
Salvo los primeros días, soberbios de sol y temperaturas, no ha cesado la lluvia recia, a veces tormentosamente incómoda, ventosa, de soslayo y grisácea; pero Galicia es agua; y es cielo gris, a veces blanquecino, las más, como sucio, despechado por un sol que pareciera lo abandona cuando más lo necesita…
Sí, ya algo más de un mes que nunca volveré a recuperar; pasa el tiempo, pasa la vida: sólo somos tiempo… Y memoria, una memoria que nos lleva y sostiene y que a veces proclama que todo fue hermoso mientras duró…
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