La vida no es sino el espacio entre dos recuerdos…
Conocí a Fernando en aquellos días de aprendizaje en aquel piso familiar de calle Cárcer durante los primeros años 70, aquel lugar siempre lleno de gente necesaria en mi vida…
Al cabo, acabamos tomando partido mientras la vida se encargó de alejarnos: tuve que irme de Málaga para trabajar…
Pasados los años, quizás los mejores años de nuestras vidas, volví a Málaga, y en el reencuentro sentí que Fernando aún seguía en aquel piso de calle Cárcer como cuando entonces…
No nos dijimos nada, sólo nos miramos y nos abrazamos...
Y es que cuando no necesitamos decir nada al regresar es porque nunca hubo distancias
ni lejanías…
Sí: la vida es el espacio entre dos recuerdos, donde nunca el olvido y siempre la eterna fraternidad…
Fernando fue un “bon vivant”, un hombre tranquilo, bueno, leal y sabio: siempre admiré su paciencia, su tranquila y gozosa forma de ver y vivir la vida… También era estoico por lógico y natural, y epicureísta por el cultivo permanente de la amistad…
Fernando Solano, nuestro “Gordi”, estuvo -y estará ya para siempre presente en lo mejor de nuestros corazones…
Martí i Pol nos lo dijo:
“Es en la muerte donde aprendemos a vivir,
bebiendo el licor fuerte a lentísimos tragos,
sintiendo que nos incendia las entrañas
mientras nos revela toda la belleza
de aquel permanecer contra todos los designios.”
Descansa en paz, querido Fernando. Nosotros seguiremos aquí…
Por si regresas…
P.D. Ha sido una ceremonia civil con celebración posterior de la vida. Me ha recordado a los entierros de News Orleans, donde una banda de música y amigos cantando y bailando van detrás del féretro... Su mujer, sus dos hijos, demás familia y amigos hemos despedido al amigo, una buena e irrepetible persona... Ha sido emocionante y estoy convencido de que nuestro amigo Fernando lo ha vivido, lo ha sentido y estará orgulloso...
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