miércoles, 15 de abril de 2015

14 DE ABRIL

Cada 14 de abril hago la misma reflexión: el proyecto de la II República española, que nació con tanta alegría y tanta esperanza, acabó en una enorme tragedia por mor de las dos España, la anquilosada en el pasado y la que se dice progresista pero no sabe de democracia ni de libertad...
Han pasado muchos años desde aquel 14 de abril de 1931, pero no han cambiado mucho las cosas en la sociedad española; nos falta tanta cultura democrática como educación en libertad. Y así, nuestra derecha política sigue aferrada al pasado, al que nos regresa cada vez que accede al poder rompiendo consensos básicos ya alcanzados, y la izquierda que tiene capacidad de gobernar, cuando llegan tiempos difíciles no sabe gestionar la comunicación necesaria para con la mayoría social que lo apoya y solicitar así su apoyo, cayendo entonces en errores de libro y obteniendo pues la espalda de su base social...
Y así nos va. Y cuando parece que al fin renace de sus cenizas, aparecen salvapatrias y voces críticas desde dentro de la izquierda que reclaman políticas fracasadas y estrategias excluyentes, cuando en las complejas sociedades modernas y libres los poderes y contrapoderes son tan complejos como aquellas sociedades y sus diversos intereses.
Claro que lo que ya es deprimente es el espectáculo de ver a gente a las que se les supone con buena cabeza decir barbaridades sobre lo que ocurre en España y por qué...

Lo dicho: lamentablemente, cada 14 de abril me inunda una profunda tristeza. Pareciera que la sociedad española quiere seguir siendo menor de edad y que nunca superará su falta de tradición democrática... Y bien que lo siento, pues hoy más que nunca España necesita del diálogo, de los grandes consensos y de los grandes compromisos colectivos. Oír como oigo a diario que con el PP no se puede pactar nada es constatar la falta de tradición democrática española y la fortaleza de la osadía de la ignorancia. El PP representa 10 millones de votantes españoles. ¿Cómo vamos a regenerar, reformar, rehacer todo el entramado institucional y social, reformar la Constitución, etc, sin el acuerdo y el consenso con el PP? ¿Acaso otra vez las dos España a garrotazos? Que el PP no quiere, que están en el pasado, pues tendremos que crear las condiciones suficientes para que eso cambie, pero si siguen teniendo ese apoyo social que tienen, será imposible intentar cambiar nada sin la voluntad de esos que representan a 10 millones de votantes y que representa -hasta la fecha- el PP. Y salen muchos del PSOE, militantes a los que se les supone, repito, cierto nivel intelectual, diciendo que eso de pactar con el PP, que qué barbaridad!!! Y claro uno se pregunta, ¿cómo se hizo la transición si no? ¿No pactaba Alfonso Guerra con Abril Martorel cuando había cuellos de botella entre los padres de la patria? Ah!, claro, que también se oyen voces diciendo que aquella transición no fue un pacto sino una entrega... Y claro, para entonces uno ya no es persona y la tristeza ya es melancolía... Y concluye que eso, que necesitamos años y años de educación democrática y de saber que la libertad es algo que empieza por la libertad del otro antes que la tuya; sin la del otro, tú no tendrás libertad alguna, sino que será la imposición de la voluntad de unos sobre los demás.

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NO OLVIDEMOS

No olvidemos nunca la historia... Sólo así no cometeremos el error de repetirla. Lo he argumentado en un post anterior: las dos España son nuestro problema... Ya lo decía Chaves Nogales:

"...Mi única y humilde verdad era un odio insuperable a la estupidez y a la crueldad; es decir, una aversión natural al único pecado que para mí existe, el pecado contra la inteligencia... Pero la estupidez y la crueldad se enseñoreaban de España...

...De mi pequeña experiencia personal, puedo decir que un hombre como yo, por insignificante que fuese, había contraído méritos bastantes para haber sido fusilado por los unos y por los otros. Me consta por confidencias fidedignas que, aun antes de que comenzase la guerra civil, un grupo de fascistas de Madrid había tomado el acuerdo, perfectamente reglamentario, de proceder a mi asesinato como una de las medidas preventivas que había que adoptar contra el posible triunfo de la revolución social, sin perjuicio de que los revolucionarios, anarquistas y comunistas, considerasen por su parte que yo era perfectamente fusilable...

..Cuando estalló la guerra civil, me quedé en mi puesto cumpliendo mi deber profesional. Un consejo obrero, formado por delegados de talleres, desposeyó al propietario de la empresa periodística en que yo trabajaba y se atribuyó sus funciones. Yo, que no había sido en mi vida revolucionario, ni tengo ninguna simpatía por la dictadura del proletariado, me encontré en pleno régimen soviético. Me puse entonces al servicio de los obreros como antes lo había estado a las órdenes del capitalista, es decir, siendo leal con ellos y conmigo mismo. Hice constar mi falta de convicción revolucionaria y mi protesta contra todas las dictaduras, incluso la del proletariado, y me comprometí únicamente a defender la causa del pueblo contra el fascismo y los militares sublevados. Me convertí en el 'camarada director', y puedo decir que durante los meses de guerra que estuve en Madrid, al frente de un periódico gubernamental que llegó a alcanzar la máxima tirada de la prensa republicana, nadie me molestó por mi falta de espíritu revolucionario, ni por mi condición de pequeñoburgués liberal, de la que no renegué jamás.
Vi entonces convertirse en comunistas fervorosos a muchos reaccionarios y en anarquistas a muchos burgueses acomodados. La guerra y el miedo lo justificaban todo...

...El resultado final de esta lucha no me preocupa demasiado. No me interesa gran cosa saber que el futuro dictador de España va a salir de un lado u otro de las trincheras. Es igual. El hombre fuerte, el caudillo, el triunfador que al final ha de asentar las posaderas en el charco de sangre de mi país y con el cuchillo entre los dientes -según la imagen clásica- va a mantener en servidumbre a los celtíberos supervivientes, puede salir indistintamente de uno u otro lado..."

Manuel CHAVES NOGALES (A sangre y fuego. Prólogo: extractos)


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