martes, 6 de abril de 2021

DIOSES Y DIOSAS...

Sigo con Marsé, como refugio, como paraguas: insoportable el espacio público español, como insostenible por más tiempo tanta banalidad sobre las cosas de la salud y del comer...
Y dice Marsé:
"Soy laico, pero mientras persista en España la nefasta prepotencia de la jerarquía católica, seré anticlerical militante".
Recuerdo que desde muy temprano (antes de los 15 años, cosa difícil en aquella España de entonces) me declaré anticlerical y ateo... Y desde entonces año tras año no he hecho más que corroborar que mi posición...
Por cierto, ahora que ha acabado la semana llamada Santa, una semana donde paganamente me he emocionado viendo pasos en Sevilla, una tarde de primavera, con 30 y pocos años, en una esquina, en un olor y en una mujer a mi lado que emocionada me miró; una semana que se sacaban a paseo al santerío que vestían con las mejores galas, esperando de su dios que trajera buenas cosechas... Pero con los años fue un negocio turístico y, como todo, al cabo, la Iglesia, nuestra Iglesia Católica, la nacional-católica de Franco y hoy de políticos que presiden sus precesiones, se ha apropiado de aquella pagana fiesta a través de un rancio fanatismo estructurado en lo que llaman cofradías...
Y cada año, esta realidad tan extraña para mí, para la razón, para el conocimiento científico, para la verdad humana, me lleva a las mismas reflexiones... Y es que nunca he entendido que la religión dominante en el mundo occidental, la cristiana, sólo tenga 2.021 años, llevando el hombre habitando la tierra millones de años... Una religión cristiana que en tan sólo 2.021 años se ha fragmentado en tres iglesias: la ortodoxa, la católica y la protestante...
Por otro lado, los hebreos, que ya estaban por el Mediterráneo, al parecer, más de 600 años antes de Cristo, tampoco mucho tiempo que digamos respecto a la historia del hombre en la tierra, judíos que tras nuestros llamados Reyes Católicos (ayer en tiempo histórico) los expulsamos de España, aquel pueblo judío al que Hitler señaló y persiguió en el holocausto y hoy, en Israel enfrentados al pueblo árabe al que les han quitado tierras y libertad, pueblos que apoyamos desde España y mucha Europa, cuando a su vez unos cuantos locos en nombre de su otro dios, Alá le llaman, nos ponen bombas, por Alá, por Mahoma, por el Corán, su otra Biblia...
Y si regresamos más atrás en el tiempo, como al imperio chino o al egipcio; o a la Grecia clásica (también ayer, en el tiempo del hombre), encontraremos desde mitologías varias, a Confucios, Reyes endiosados o Diosas carnales, o a Taos y sus taoismos; o Budas (que era indio, no chino) y sus budismos...
Y claro la pregunta siempre es la misma: ¿qué es esto? ¿Quién tiene la verdad? ¿Qué persiguen?...
Quizás las no respuestas aún a todas las preguntas, o quizás las limitaciones de nuestra capacidad humana de conocer la verdad del mundo, del universo, del mismo modo que otras especies animales no alcanzarán jamás al conocimiento alcanzado por el homo sapiens, quizás, digo, sean las razones de la necesidad de un relato que cohesione y ponga orden en la selva de la tierra que acoge a aquel hombre...
Sí, esa ha sido la razón de la necesidad de las religiones: sostener un relato. Y las religiones como diques de aquellos relatos y creadoras de las normas de control necesarias para que no se produzca el desmadre y la anarquía en la supervivencia de la desigualdad...
Marsé fue anticlerical militante por mor de una jerarquía católica prepotentemente nefasta; yo lo soy y lo he sido siempre por mi defensa de la razón, de la verdad y del humanismo. Porque si la historia de las religiones nos dice algo es que, ya sea un Dios cristiano, musulmán o hebreo, sólo ha traído guerras, miseria moral y fanatismo, más allá de ser el más eficaz instrumento contra el conocimiento científico y la verdad humana.
Sólo creo en las emociones humanas, en la razón y su uso para el desarrollo científico y humano. Todo lo demás sólo son mentiras, poderosas mentiras que a muchos les consuelan y a otros les permiten mantener su poder y su amoral proceder...
Sí, soy anticlerical y ateo, gracias a dios (como diría quien me sé)...



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