CUANDO los días... [Lo que me queda de mis días: diario de un escéptico]
lunes, 21 de septiembre de 2020
OTRO DOMINGO TRISTE EN ESTA CABAÑA DE UN CONFINAMIENTO SELECTIVO...
Toda vida es un destino igualitario hacia la nada que seremos... Y toda vida es una lucha constante contra aquel destino inevitable, igualitario, eterno y definitivo... Y nada más...
En aquel viaje, el hombre se sabe solo y no lo quiere aceptar negándose su soledad... Por eso necesita a los demás y rechaza el camino, el viaje y el destino solo... Para entonces, se ha construido su gran mentira, la que necesita para la contrariada travesía...
Y cerca ya del destino admite, al fin, que de nada ha servido engañarse y que ya es tarde para rectificar...
Yo tuve la suerte (mejor, desgracia) de presagiar mi destino desde los primeros pasos de aquel mi camino de mi viaje; sí, desde apenas saberme con uso de razón, con abuso de pensamiento y de manera prodigiosamente terrible y cruel, supe que aquel camino, aquel viaje y aquel desino los transitaría en soledad; porque aquel camino de aquel viaje hacia aquel destino estaban en un mundo inaceptablemente inhumano, lleno de odio, de mentiras y de traiciones...
Quizás por eso siempre fui un solitario, lo cual me ha servido bien para sobrevivirme en este loco mundo, en este lodazal de la vida colectiva, sin decepciones excesivas y sin ilusiones vanas: sí, desde muy temprano soy un enorme solitario lleno de escepticismo y ajeno al mundo de los demás...
Por desgracia, no fue frío el camino; como tampoco fue valiente el viaje... Pero así sería ya aceptado el destino: nunca he temido a la muerte propia; sólo a la ajena, aquella ajena y cercana de los otros solitarios que me acompañaron siempre sin saber que también eran unos grandes solitarios y que nunca supieron que sufrirían al descubrir que la vida sólo era un viaje caminado en soledad a través de un siniestro camino cuyo destino era la más absoluta nada que todos seremos...
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