domingo, 28 de mayo de 2017

AMO EL FÚTBOL, PERO NO SUS ENTRAÑAS...

Amo el fútbol desde que tengo conciencia de ser y estar. Lo he jugado, como todos los niños del mundo mundial, al ser el deporte más asequible para todos...
Y amo el espectáculo del fútbol y sus estrellas, verdaderos crack del arte de dominar una pelota con los pies y la cabeza. Y, sobre todo, amo el fútbol por ser un deporte colectivo muy en metáfora de la vida misma...
Pero siempre, y con la misma fuerza, he odiado todo lo que rodea al mundo del fútbol: empresarios corruptos, masa chillona y maleducada, vociferante y vulgarmente ordinaria, con gesticulaciones obscenas y maleducadas...
Y lo peor: el mundo fanático-fascista de los ultras que los propios clubes potencian para sostener el fervor y los dineros que ganan...
Mientras tanto, leyes tipo Beckham que para hacer pretendidamente competitiva la liga española han acabado siendo un nido de ladrones y de defraudadores a la hacienda pública española y deudores a la Seguridad Social de España... Y encima nos los presentan como ídolos solidarios porque en navidades visitan los hospitales de niños enfermos a los que regalan balones de fútbol...
Para colmo, cada año asistimos a pitidos o malos modos para con los símbolos del estado, que nos gusten o no, sólo son eso símbolos pero que hay que respetar por ley; porque la democracia es formal, porque empieza por las formas; y es social porque acaba siendo fundamental para la convivencia y el bienestar de los ciudadanos...
Sí, muchas obras de solidaridad, pero defraudo a Hacienda; desde directivos a jugadores, a los que mitificamos para seguir en la brecha... Y cuales infantes inconscientes, ver a esos padres o abuelos, con las camisetas de sus clubles, cuales hinchas desbocados, con botellas de alcohol, cervezas o vinos y medio borrachos, gritones cuales adolescentes maleducados, y luego les pedimos a los jóvenes que no beban en exceso en sus fiestas, cuando ven a sus padres haciendo el ganso, gritando que vamos a ganar como sea, que viva no se sabe quién, mientras chillan cuales vulgares y maleducados niñatos de lo peor de cada casa...
En fin...
¡Cuánta hipocresía!!!
¡Cuánta maldad humanas!
¡Cuánta decadencia!!!
E la nave va...
P.S. Sí, amo el fútbol, pero odio todo lo que lo rodea y lo sustenta...


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